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NATURALEZA CINE (Crónica)

"100 Días de soledad",la desconexión del mundo real plasmada en un documental

Elena Sánchez Laso

Agencia EFE

Tiempo de lectura: 2'Actualizado 09 abr 2018

Elena Sánchez Laso

Con la ayuda de cinco cámaras y un dron, José Díaz se ha grabado durante cien días recluido en una cabaña en el Parque Natural de Redes (Asturias) sin acceso a electricidad, móvil, ordenador y reloj... sólo él y la naturaleza.

La historia de esos días de aislamiento la ha plasmado en el documental "100 días de soledad", en el que Díaz, protagonista y director, define su relación con el entorno de "absolutamente maravillosa, un diez, porque aunque creas conocerlo todo, en la naturaleza siempre hay algo que te sorprende", asegura a EFE.

La inspiración le surgió después de leer la novela "Walden o La vida en los bosques"(H.D. Thoreau), en la que el autor narra su vida durante dos años en una cabaña, y Díaz también quiso imitar esta experiencia, que no emularla, siendo autosuficiente desde su refugio asturiano, "el lugar más bonito del mundo".

La vida aislada le sirvió para comprobar su falta de añoranza por el mundo real y por lo material, y sólo la nostalgia familiar le enturbió algunos momentos.

Para mitigar esa añoranza, "un día a la semana dejaba los textos de mi diario, para que los subieran al blog del rodaje, en un zona alejada de la cabaña, y uno de mis hijos recogía esos textos a la vez que me dejaba una carta, que con el tiempo yo contestaba".

El resto del tiempo lo dedicó a rodar la naturaleza, siempre salía con una cámara atada a un palo para grabarse, y aunque afirma sentirse muy satisfecho del material grabado, reconoce su debilidad por las imágenes filmadas con el dron: "la visión del Parque era absolutamente diferente y las más interesantes para mí".

Para sobrevivir los 100 días, entre el 13 de septiembre y el 21 de diciembre de 2015, se sirvió de la fuerza de su caballo "Atila", de unas gallinas, de su huerta sembrada meses antes de su partida, de un tuperware con legumbres, de cuatro latas y de miel de sus colmenas, y recalca que nunca cazó (como respeto a la Naturaleza).

Durante la hora y media que dura el documental, las palabras que más repite este ermitaño del siglo XXI son "silencio y soledad", pero, asegura tajante, no haberse sentido nunca sólo y a modo de curiosidad cuenta que hablaba con las cámaras por temor a perder la voz.

"El silencio en el bosque no existe, siempre se escucha a los animales, a las hojas, al viento; no tenía compañía humana pero nunca me sentí solo, quizá más acompañado que cualquiera paseando en la Gran Vía."

En esos días comprobó la anormalidad de la meteorología, "el tiempo no era normal" y recuerda que sólo nevó un vez, cuando esperaba más nevadas, y que soportó 20 días consecutivos de intenso viento, que desembocaron en un frío casi aterrador.

También confirmó la alteración de los ciclos de la naturaleza, con mariposas que vuelan en épocas en las que ya no deberían estar, insectos que aparecían por los alrededores de su cabaña sin ser la época para ello y el declive de la berrea de los venados.

Para Díaz, la naturaleza es especial, "no hay persona a la que no le guste pero por encima de todo nos aposenta y nos hace darle importancia sólo a los que realmente merece la pena".

El documental, finalista en el Festival Jackson Hole, los Óscar de la naturaleza, se estrenará el 16 de marzo y pertenece a Wanda Films, la productora del documental "Cantábrico", y ha sido dirigida por José Díaz en colaboración con Gerardo Olivares.

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