Triunfo en Fallas de Nek Romero, la última revelación del toreo valenciano

Paco Aguado

El novillero Nek Romero, que por sus desaciertos con la espada cortó solo una oreja, se decantó hoy como la última revelación de la larga cantera de toreros valencianos, por todo lo bueno que mostró en el tercer festejo de la feria de Fallas.

El novel de Algemesí, con un nombre atípico para un torero, pero real en su DNI, dejó ver con sus dos utreros de esta gran cita de Valencia un fondo de valor y firmeza más que prometedor, en la que era solo su segunda novillada con picadores.

Porque, más allá de ese solitario trofeo, Nek les hizo a los novillos de la ganadería de El Juli un toreo ambicioso y fresco en todos los tercios, apoyándose en una irrenunciable y férrea firmeza de plantas que dejar intuir un valor consciente como su gran baza para progresar en el oficio.

A su primero, al que faltó un puyazo y que lesionó a su banderillero Raúl Blázquez en el segundo tercio, le aguantó con esa solidez, una y otra vez, unas embestidas más temperamentales que encastadas, engañosas hasta para el presidente que le concedió una inmerecida vuelta al ruedo en el arrastre.

El joven valenciano, aunque con un punto de ligereza y algún defecto estético toreando con la derecha, se fajó largo rato con la brusca aspereza del animal, ligando series de cinco y seis muletazos con una pasmosa tranquilidad, sin aflojar en ningún momento.

Y esa fue la emoción que trascendió a un tendido que hubiera pedido para él las dos orejas de no haberse precipitado con la espada, echándose muy encima del morrillo.

Dispuesto a desquitarse, Nek Romero se fajó con el veleto sexto tanto en un ajustado quite de saltilleras y gaoneras como en un inicio de serenos estatuarios, como prólogo de otra faena de mucha entrega e idéntica firmeza ante un novillo encastado pero falto de un punto mayor de calidad.

Un pinchazo más, previo, ahora sí, a una buena estocada, dejó el premio en la mitad, en esa única oreja que fue más justa que la, de nuevo, desmedida concesión de la vuelta al ruedo para el utrero.

El peor lote, con diferencia, de la novillada de El Juli fue para el madrileño Álvaro Burdiel, que aun así resolvió con ambos con una sobrada torería y un eficaz y auténtico oficio.

Si el segundo se desfondó y se aplomó muy pronto, el quinto arrolló sin ritmo hasta que se rajó, pero incluso ante esos defectos Burdiel logró manejarse en todo momento templado e intentando siempre el toreo por derecho.

No tuvo apenas raza el que abrió plaza, del desconocido hierro de La Cercada, con el que Víctor Hernández se mostró tan suficiente y mecánico como estuvo también con el cuarto, realmente el mejor del encierro.

Porque ese precioso astado de El Freixo tuvo verdadera entrega y una calidad que el novillero de los Santos de la Humosa no siempre supo llevar pulseada, para tener que recurrir finalmente al arrojo de unas manoletinas de rodillas que le granjearon más palmas que todo cuanto hizo antes.

FICHA DEL FESTEJO.- Cinco novillos de El Freixo y uno de La Cercada (1º), de dispares hechuras y cuajo y de juego muy desigual, con ejemplares desrazados o rajados frente a otros con movilidad y temperamento. Por nobleza y clase destacó el cuarto. La presidencia premió exageradamente con la vuelta al ruedo a tercero y sexto.

Víctor Hernández (azul soraya y oro): estocada (ovación tras leve petición de oreja); pinchazo y estocada contraria tendida (vuelta al ruedo tras leve petición de oreja).

Álvaro Burdiel (grana y oro): estocada delantera desprendida (ovación tras leve petición de oreja); estocada baja perpendicular (vuelta al ruedo tras petición de oreja).

Nek Romero (de negro y oro): media atravesada, cuatro pinchazos y descabello (ovación); pinchazo y estocada desprendida (oreja tras aviso).

El banderillero Raúl Blázquez fue atendido en la enfermería de un traumatismo torácico con luxación de la clavícula derecha y un varetazo con hematoma en la región dorsal derecha.

En cuadrillas, José Manuel Más destacó en la brega del segundo. En banderillas saludaron Zamorano, Marcos Prieto y Diego Valladar.

Tercer festejo de la feria de Fallas, con algo menos de cuarto del aforo cubierto (unos 2.000 espectadores).