El sello de Zulueta y la frescura de González y Tirado, a hombros en Huelva

Huelva vivió una tarde de triunfo redondo en la novillada con picadores celebrada este martes. Tres jóvenes espadas –Javier Zulueta, Cristian González y Carlos Tirado– salieron a hombros tras repartirse ocho orejas de una interesante y noble novillada de José Luis Pereda, que, aunque justa de presencia, ofreció buen juego en líneas generales. Faenas de corte diferente pero complementario, en una tarde de calor, entrega y emoción. 

Javier Zulueta abrió plaza con el sello que lo define: gusto, templanza y madurez impropia de su edad. Saludó al primero con verónicas de buen trazo, aunque el novillo pronto mostró falta de fuerza. El sevillano entendió perfectamente las necesidades de su oponente y construyó una faena cuidada, pausada y elegante, sobresaliendo por la mano derecha. La estocada certera le permitió pasear la primera oreja de la tarde.

Con el cuarto, más completo y bravo, Zulueta volvió a mostrar firmeza y poder. Le bajó la mano con mando, queriendo embrocarse siempre, extrayendo tandas ligadas y limpias, sobre todo por el pitón derecho, por donde el utrero se desplazó con más largura. El pinchazo inicial no impidió que la estocada posterior le sirviera para sumar una segunda oreja y asegurar su salida por la Puerta Grande.

Cristian González dejó su impronta ya de salida en el segundo, al que recibió de rodillas con una larga cambiada. El novillo, de buen fondo pero escaso de fuerza, permitió momentos de buen trazo por parte del salmantino, aunque la faena no rompió del todo y la espada lo dejó en una ovación tras aviso.

Con el quinto, González desplegó su versión más rotunda. Saludo variado de capa y quite por gaoneras, antes de un inicio de faena por estatuarios que caló en los tendidos. El trasteo creció en intensidad hasta terminar en terrenos de cercanías, con la plaza entregada. La estocada fue contundente y el palco respondió con las dos orejas, certificando así su triunfo.

Carlos Tirado cerró el cartel con dos faenas llenas de verdad, pureza y temple, que le convirtieron como una de las revelaciones de la jornada. El tercero, exigente y encastado, fue lidiado con una actitud rotunda desde el inicio. Las series al natural del novillero de Ayamonte fueron de una estética notable, con reunión, lentitud y profundidad. Tras media estocada efectiva, cortó dos orejas de ley.

En el sexto, con menos entrega pero con movilidad, Tirado supo mantener la intensidad del festejo. Lo condujo con inteligencia, administrando terrenos y alturas para mantener el interés del utrero en el engaño. Faena encajada, de firmeza y valor, que cerró con una estocada algo trasera. Sumó uuna nueva oreja antes de salir a hombros junto a sus compañeros de terna.