Ángel del Arco

Los diestros Morante de la Puebla, José María Manzanares y Pablo Aguado salieron hoy a hombros al término de la tercera edición de la Corrida del Renacimiento de Baeza (Jaén) al repartirse un total ocho orejas.

Quiso más que pudo en los lances de capote a la verónica de Morante ante un primero muy suelto y huidizo. Tomó una vara por el picador que hizo puerta sin empujar ni emplearse.

No brindó la faena de muleta, iniciando el mismo con unos templados ayudados por alto y una trincherilla excepcional, colocando al toro en el centro del platillo. La primera tanda fue sobre el pitón derecho, llevando en línea recta la muy justa y endeble embestida del toro de Domingo Hernández.

En la segunda tanda al natural, el animal se empezó a parar, surgiendo los muletazos de uno en uno, con mucho temple y largura, pero sin apretar en ningún momento. A partir de ese momento el trasteo fue a menos, todo con muletazos de uno en uno y a media altura, circunstancia que impidió que el trasteo del sevillano cogiera vuelo.

El cuarto de Garcigrande salió con ganas de embestir y por lo visto con muchas ganas de torear un Morante de la Puebla que hincó de rodillas dos veces para recetar dos largas cambiadas rodilla en tierra ante la sorpresa del respetable.

A continuación y siguiendo con las sorpresas, dos verónicas soltando el capote, para rematar su variado inicio con media docena de verónicas y una media excepcional. Sorprendió que el animal tomara dos varas, pero más aún el inicio de faena de rodillas terminando con la muleta en alto. En pie todo el público.

La labor realizada en el centro del platillo fue un canto al toreo más puro. Variado, improvisando en todo momento formó un auténtico alboroto por ambos lados. Torería, profundidad, pureza y un sinfín de adjetivos para un torero único y diferente. Finalizó su excelente labor con "manoletinas" con su peculiar estilo con la plaza puesta en pie.

Manzanares se las vio con un segundo claudicante al que toreó sobre la diestra en dos tandas a media altura imprimiendo temple y mucha suavidad, aunque sin forzar la noble pero floja embestida del toro de Garcigrande.

Lo mejor vendría en la segunda parte del trasteo. Tras una tanda al natural, la faena tomó un tono ascendente con dos portentosas series de derechazos, bajando mucho la mano, calando y de qué manera en los tendidos. Con esas dos tandas y una estocada muy baja recibiendo en la suerte natural le pusieron las dos orejas en sus manos.

El quinto nada más salir se dio una fuerte voltereta cuando Manzanares intentaba el toreo a la verónica. El de Alicante comenzó su labor de muleta sacándoselo a los medios, donde intentó ligar sobre la diestra. Más a gusto estuvo al natural, por donde logró los mejores momentos. En la parte final el toro se paró y la faena se vino un poco abajo. Mató de estocada entera cortando dos orejas.

No fue la mejor tarde de Pablo Aguado, pero sí dejó muestras de su toreo templado, suave y cadencioso.

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A su primero le hubiera cortado una oreja si no hubiera fallado con la espada. Pero lo mejor vino en su toreo de capote al último de la tarde, verónicas suaves, templadas y muy despaciosas. Con la muleta trató de ligar las series, algo que no pudo conseguir del todo ante la falta de fuerzas de su enemigo. Cortó dos orejas muy generosas tras un pinchazo hondo que fue suficiente.

FICHA DEL FESTEJO.- Toros de Garcigrande, primero y tercio con el hierro de Domingo Hernández, correctos de presentación y de buen juego en líneas generales.

Morante de la Puebla, gran ovación tras aviso y dos orejas tras aviso.

José María Manzanares, dos orejas y dos orejas.

Pablo Aguado, ovación y dos orejas.

La plaza registró casi tres cuartos de entrada en tarde nubosa y calurosa, y con lluvia intermitente.