Manzanares conquista Nimes por la vía del temple y abre la Puerta de los Cónsules

La Feria de Pentecostés de Nimes vivió este sábado su segundo capítulo con una corrida de los Hermanos García Jiménez en la que José María Manzanares se erigió como gran protagonista. El alicantino, que supo entender y sacar partido al lote más manejable del encierro, fue sacado a hombros por la Puerta de los Cónsules tras pasear tres orejas, dos de ellas del segundo toro, de Olga Jiménez, y una más del quinto bis, un sobrero de la misma ganadería. 

Manzanares encontró en su primero un toro con calidad por el derecho, y por ahí cimentó una faena elegante, ligada y maciza. El público reconoció su expresión clásica y la contundente estocada con dos trofeos. Ya en el quinto, tras devolverse el titular por partirse un pitón, el sobrero permitió una faena de similares tintes: mando, medida y un nuevo espadazo recibiendo que puso de acuerdo al tendido. La oreja, con petición de la segunda, le aseguraba la salida a hombros por la emblemática puerta del Coliseo.

También Sebastián Castella dejó su impronta, sobre todo frente al cuarto, un animal exigente que no regaló embestidas y al que el torero de Béziers supo imponerse con autoridad. A base de firmeza y mando fue construyendo una labor de entrega que terminó con una estocada tras pinchazo. Una oreja rotunda y merecida. Su primero, sin fondo, apenas le permitió lucimiento más allá del intento técnico y templado. Silencio tras aviso.

El francés Lalo de María dejó detalles interesantes en su primero, un toro con opciones al que toreó con gusto y torería. Pese a la inspiración, la espada y los avisos redujeron todo a un silencio. El sexto fue otra historia: deslucido, sin entrega, exigió un esfuerzo extra que el joven torero puso con voluntad, siendo incluso volteado sin consecuencias. Tras el uso del descabello, cerró su tarde con otro silencio.