segovia
La madurez de Morenito de Aranda y la firmeza de Sergio Rodríguez, a hombros en El Espinar
Buena imagen de Javier Cortés, al que el fallo a espadas en el quinto le privó de salir también por la puerta grande.

Sergio Rodríguez y Morenito de Aranda, a hombros en El Espinar
Publicado el
2 min lectura
Con cuajo y seriedad por delante salió el primero de Peñajara. Un toro manejable al que su falta de cuello no le permitió descolgar en la muleta de un Morenito de Aranda que firmó un trasteo firme de plantas y de gran fondo técnico. Medido en alturas y distancias, supo llevar con temple las embestidas del astado, que cada vez fue quedándose más corto. Una estocada atravesada tumbó al toro, pero el fallo reiterado del tercero con la puntilla des lució el final de la actuación del burgalés.
Más entidad tuvo la faena al noble y enclasado cuarto, que brindó al aficionado madrileño Faustino Herranz “El Rosco”. Faena de pulso y mano baja, con expresión y ritmo creciente. El de Aranda, en pleno momento de madurez y poso, supo conducir con mando y limpieza las buenas embestidas del toro del hierro toledano. Como además lo cazó de un certero espadazo, las dos orejas fueron a parar al esportón de Morenito.
Javier Cortés cuajó un notable saludo a la verónica al segundo de la tarde. Manos bajas y jugando los brazos para rematar con una acinturada media. El madrileño estuvo muy por encima de un toro que se movió con brusquedad, echando la cara arriba siempre al final de cada muletazo. Firme y con sitio pese a sumar su segundo paseíllo de luces de la temporada. Tras una estocada desprendida paseo una oreja.
Más mérito tuvo la faena al bronco quinto. Cortés fue limando las asperezas del toro a base de no dudarle nunca y ganarle siempre la acción. Labor de mucha exposición y disposición que, sin embargo, emborronó por culpa de los fallos con la espada y el descabello.
En su primera corrida tras llevarse la Copa Chenel, Sergio Rodríguez se las vio en primer lugar con un animal que apuntó cierto son en los primeros tercios y al que cuajó un sabroso y variado salido capotero alternando verónicas y lances a pies juntos. El de Peñajara se vino pronto abajo y el abulense tiró de firmeza de plantas para extraer muletazos de uno en uno casi a toro parado. Varios de ellos tuvieron gran trazo. Atacó con rectitud con la espada y cobró una estocada arriba que aupó al conjunto al premio de la oreja.
El sexto, descastado y lastrado por “media estocada” de una banderilla en el hueco del puyazo, se vino muy pronto abajo. El de Las Navas del Marqués se atornilló sobre la arena para sacar muletazos de mérito por las escasas prestaciones del toro. Lo avío además de otra estocada efectiva y sumó una nueva oreja que le permitió salir a hombros.