Javier Cuartero, por la Puerta Grande en la tarde de su debut con caballos

Salvador Ferrer

Alicante es una de las ferias más consolidadas del mes de junio. Crecen los abonados, crece la extensión de la feria con una corrida más y han crecido la expectativas del ciclo tras la Feria de Abril de Sevilla y la Feria de San Isidro en Madrid, que han revalorizado las combinaciones de la Feria de San Juan. O la Feria de Hogueras, al gusto.

Borja Escudero, hijo del cuerpo e hijo de Ramón Escudero, matador de toros alicantino con artístico concepto, se proclamó el año pasado vencedor de la primera edición del Circuito de Novilladas de la Comunidad Valenciana. Un certamen de promoción que no promocionó ni la propia organización. A ver si este año lo hacen mejor porque mejorarlo es tarea sencilla. Y debería ser una obligación.

En la terreta hay empresarios valencianos, castellonenses, alicantinos, e incluso empresarios de la plazas de toros de las capitales de provincia -Nacho Lloret en Alicante, Rafael G. Garrido (Nautalia) en Valencia, o Toño Matilla en Castellón- como para haber organizado seis novilladas en las distintas plazas de la Comunidad Valenciana. No hacía falta la Fundación Toro de Lidia; hubiera sido mejor repartir el pastel -aunque al toreo le toca poca cosa en el reparto de lo público- entre los organizadores de espectáculos taurinos que llevan dando festejos en Valencia, Castellón y Alicante sin ayudas desde tiempos inmemoriales. Urtasun, dicen…

Escudero tuvo enfrente un novillo endeble pero con buen aire. Magnífico aire tuvo el inicio de Borja, torero y sentido. El utrero fue a más y Escudero se creció con él. Una serie con la diestra tuvo empaque y sentimiento. La faena tuvo altibajos pero pasajes notables, también. Muy toreros. Los pases de pecho fueron profundos y el toreo en redondo tuvo expresión. Se tiró a matar derecho como una vela y se llevó una voltereta espeluznante. Un milagro que no resultara herido. El descabello le privó de un premio mayor.

El cuarto era un toro con sus 510 kilos. Una verónica magnífica se coló entre la probatura del inicio capotero. Dejó hacer y estar el “Pedraza” y Borja le sopló tres o cuatro naturales de antología: pura caricia, redondos, rotundos, macizos. La faena no cogió vuelo pero el trazo muletero de Escudero es distinguido. Otra vez la espada… 

Kevin Alcolado triunfó el año pasado y merecía estar anunciado en esta edición. El segundo novillo se inutilizó tras un tremendo encontronazo contra el burladero. Era un tacazo. El sobrero traía una morfología más basta, y la cara abierta. Brindó Kevin a Paco Palazón, director de la Escuela Municipal de Alicante. Fue inteligente el inicio, prolongando y encauzando las embestidas. Puede que a Alcolado le falte oficio, seguro, pero no elegancia. La obra no fue compacta pero estuvo presidida por su sello. Personalidad.

Con suavidad recibió Alcolado con el capote al quinto. Corrió bien la mano Kevin por ambos pitones. Inteligente en los tiempos, y en las distancias. Una serie con la izquierda, asentado el novillero, tuvo ajuste y rotundidad. Anduvo sereno Alcolado, como si llevara a cuestas 50 novilladas a las espaldas. Meritorio todo. Por poner un matiz a mejorar: el ajuste, que sí tuvieron los molinetes finales de rodillas. Y el sabor de la trincherilla. La espada atascó el cerrojo de la Puerta Grande. El descabello...

Javier Cuartero, que debutaba con los del castoreño, es la última ilusión de la Escuela Taurina Municipal que tan bien dirige el matador Francisco José Palazón, auxiliado por Álvaro Oliver. Cuartero, que completaba la terna de alicantinos, recibió por verónicas ganadoras al novillo de su debut. Hasta la boca de riego. Notable fue el debut de Cuartero. El concepto quedó expuesto: muleta alante, mano baja y sentido de la ligazón. Otro buen novillo Pontadito, el tercero de Pedraza. Tres de tres hasta el ecuador. Quiso hacer e hizo muchas cosas Javier y eso siempre es un punto a favor. La estocada efectiva hizo que le pidieran las dos orejas. El presidente se contuvo. Oreja.

El sexto, Huracán, alto y largo, levantó una polvareda de salida. Un tío. En un tris, pasó Cuartero del becerro casi al toro en la tarde del debut. Exhibió firmeza y voluntad y nunca entregó la cuchara con el “novillo” más deslucido del envío. Se tiró a matar de verdad y con el acero amarró la Puerta Grande. Al novillo se le premió con la vuelta al ruedo, el peor del sexteto. Cualquiera entiende a la autoridad en este país. Viva Francia.