Grave cornada a D’Alva y buena imagen de De la Calzada con Cuadri en Villaseca

El portugués Joao D’Alva abrió plaza con un novillo alto y cuajado, muy serio de salida. Tras un inicio con viveza, el animal se mostró tardo en varas y echando la cara arriba. El luso se mostró entregado en todo momento. Su labor, serena y firme, tuvo mérito frente a un novillo que soltaba la cara, logrando muletazos templados hasta que fue prendido en los terrenos de cercanías en una dramática cogida. La sangre vertida camino de la enfermería por el callejón delataba la gravedad de la cornada. 

Con el festejo reducido a mano a mano, Kevin Alcolado lidió el segundo novillo de la tarde, un ejemplar con hondura y cuajo que no se desplazó en el capote. Reservón y exigente, se dejó más por el izquierdo, donde el alicantino mostró firmeza y disposición. Mató de estocada caída al segundo intento.

El tercero trajo unas hechuras más armónicas, con cuello y seriedad, permitió el lucimiento de Jesús de la Calzada, que lo toreó con gusto a la verónica y quitó con chicuelinas templadas. Tras un brillante tercio de banderillas, el salmantino brindó a sus compañeros heridos y cuajó una faena de temple, especialmente al natural, que caló en los tendidos. Solo el uso del descabello, tras una buena estocada, le privó del trofeo, saludando finalmente una ovación tras aviso.

El cuarto, de impresionante presencia, acabó reservón y con peligro, planteando muchas dificultades a Alcolado, que vio cómo se le atragantaba la suerte suprema y escuchó los tres avisos.

Tampoco bajó la seriedad en el quinto, muy ovacionado de salida, al que De la Calzada volvió a plantarle cara con firmeza y disposición. Su faena tuvo emoción y sabor, aunque de nuevo la espada, que cayó baja, le negó el premio.

El sexto cerró feria con movilidad e ímpetu en los primeros tercios, complicando la labor de la cuadrilla. Kevin Alcolado firmó una faena larga y voluntariosa que tampoco acertó a rubricar con la espada.