CORRIDA DE SAN FERNANDO

Concierto de toreo a cargo de Morante y Juan Ortega, que corta un rabo, en Aranjuez

También les acompañó a hombros un entonado José María Manzanares, que corta una oreja a cada toro de su lote.

Aranjuez (Madrid), domingo 1 de junio de 2025. Morante, Manzanares y Ortega, a hombros
00:00
Emilio Méndez / Circuitos Taurinos

Aranjuez (Madrid), domingo 1 de junio de 2025. Morante, Manzanares y Ortega, a hombros

Agencia EFE

Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Una buena corrida de Núñez del Cuvillo ha propiciado una tarde de toreo grande y bello en la bicentenaria plaza de toros de Aranjuez, en la que el deslumbrante genio de Morante y Juan Ortega hizo las delicias de una plaza casi llena en la que los sevillanos salieron a hombros junto a Manzanares.

Aún revoloteaban por Aranjuez en la memoria de muchos -y muchas- los lances venteños de capote y muleta de Morante del pasado miércoles y, sin alcanzar tales cotas, en el Real Sitio también vimos torear, y de qué forma, a Morante y a Juan Ortega, aunque Manzanares también saliera a hombros.

El primero se movió mortecino y rebrincado por el pitón derecho, y se deslizó más tras las telas por el izquierdo, que fue por el que llegó el toreo más destacado de Morante con la muleta, con varios naturales deletreados, erguida la planta, en un trasteo iniciado sentado en el estribo y que antes fue brindado a la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, presente en un burladero del callejón.

La buena rúbrica con la espada puso la primera oreja de la tarde en su mano, paseada en una vuelta por la que podría haber escuchado un aviso.

A buen seguro que espoleado por el nivel de toreo exhibido por Juan Ortega en el tercero, Morante le dio fiesta al cuarto con el capote, tanto en el recibo como en un quite, basados ambos en lances a la verónica.

Su antagonista se movió algo desordenado pero con emoción, y el de la Puebla del Río lo disfrutó e hizo disfrutar en una labor encajada, ligada, abundante en cantidad y calidad, comenzada con el cartucho de pescado en la mano izquierda y con la montera calada, en una estampa que rememoró escenas de principios de siglo, y que tan bien encaja en un ruedo como el de Aranjuez, y no digamos en alguien como Morante de la Puebla, que puso la guinda matando a recibir. Todo ello le granjeó la concesión de dos orejas.

Manzanares se las vio con un segundo noble y manejable, ensabanado, de preciosas hechuras, que no podía fallar. Y el tal Juguetón no falló porque, aunque sin excesivo celo, fue tras la muleta con nobleza y templanza.

De todo lo realizado por Manzanares en una faena sin alma cabe señalar varios destellos radicados en dos derechazos soberbios en el inicio, yéndose tras la pastueña embestida del de Cuvillo, otro largo y templado en el meollo del trasteo, un pase de pecho enjundioso y la contundente estocada. Poco para un torero de su estatus, que debería ser capaz de hacer más -y mejor- con un toro como ése. La clave es si, en este momento, puede.

El quinto empujó en el peto y metió la cara abajo con codicia. Y más se apretó también el alicantino, sin alcanzar cotas sobresalientes, pero sí decorosas, en una labor de derechas, molestada a veces por el viento, y rematada a la segunda con la espada.

Juan Ortega no esperó al último tercio para levantar el Olé de los tendidos. Primero fue a la verónica, y a continuación en el quite por gaoneras llevando al buen toro de Cuvillo muy toreado con garbo.

El entonado tercio de banderillas a cargo de Jorge Fuentes y Perico supuso el prólogo a un trasteo inspirado y, por momentos, deslumbrante. Entre otros motivos por un cambio de mano genuflexo acompasado y ceñido, extraordinario, y pasajes con la mano derecha a cero por hora.

Sin obviar un inusual inicio de tanda, citando de lejos en los medios y colocado casi de espaldas para ejecutar un circular enroscándoselo que sorprendió y encandiló. El epílogo llegó en forma de soberbios ayudados por alto de nuevo genuflexo.

De no pinchar, habría paseado dos en lugar de tan solo una oreja. Pero sí las paseó, junto con el rabo, en el buen sexto, premiado con la vuelta al ruedo, en una faena que terminó con los tendidos gritando "torero, torero" después de ver cómo Ortega imantó las rítmicas acometidas de su oponente, al que recibió con un farol de rodillas y con el que, simplemente, bordó el toreo. Con capote y muleta. Una delicia.

Programas

Último boletín

13:00H | 7 JUN 2025 | BOLETÍN

Boletines COPE
Tracking