Quizás sea una costumbre un poco demodé entre las nuevas generaciones, pero entre las más añejas aún perdura el pertinaz hábito de tirar de las orejas cada vez que cumplimos años. No es que celebrar a base de tirones sea lo más deseable, pero si conoces  el motivo de esta tradición, puede que la próxima vez te lo tomes con otro talante. 

Que sean las orejas las elegidas no es un mero azar.  En la cultura oriental las grandes orejas son símbolo de sabiduría y longevidad. Creían que a más grandes fueran, más docto sería el sujeto. De hecho "solo hay que fijarse en las largas orejas con las que representaban a 'buda", explica a cope.es la experta en historia, Ana Navarro Ojeda. 

En cierta forma era una creencia empírica ya que podían comprobar que las orejas de sus ancianos -que eran sabios-  eran más largas que en su juventud.

Y razón no les faltaba.  La oreja es una de las partes del cuerpo que no cesa de crecer durante toda la vida, por lo que tiene sentido que fueran relacionadas con la longevidad.  

Por eso los tirones a los cumpleañeros se asocian con el deseo de que esa persona tenga una larga existencia y por tanto más sabiduría.

Hay quienes también recurren a los antiguos romanos para explicar este curioso hábito.  Según parece en aquella época se tocaba el lóbulo cuando se quería recordar algo.  Es por eso que se relacione con los tirones actuales como forma de recordar al cumpleañero que el tiempo pasa y que no  puede olvidar todo lo que ha aprendido.