Los sueños son difíciles de estudiar de manera científica, aunque algunas hipótesis nos llevan a pensar que incluso sirven para trabajar ciertas facetas de nuestra vida diaria, además de que nos permiten dar rienda suelta a nuestros propios sentimientos y emociones que en el mundo real muchas veces no somos capaces de expresar. Es un momento también para liberar todas esas tensiones que tenemos acumuladas del día a día.

Las pesadillas o miedos nocturnos pueden experimentarse a cualquier edad. Son más frecuentes en edades infantiles, pero también se dan en adolescentes y adultos, pero las más propensas a sufrir estos miedos son las niñas.

Todo tiene un motivo de causa, y en este caso, son los estímulos externos los que provocan este fenómeno, ya que influyen en la actividad de nuestro cerebro. Entre ellos encontramos los siguientes: los altos niveles de estrés y ansiedad que no permiten la relajación muscular; ciertos medicamentos, especialmente antidepresivos y ansiolíticos que se consumen para combatir el insomnio; cuidado también con las comidas que se hacen antes de dormir, porque muchos alimentos son pesados de digerir, a lo que se suma el alcohol o algunas bebidas que dificultan la actividad del sueño; otra de las causas es el cine o los libros de terror o violencia antes de dormir; y por último, las situaciones estresantes de nuestra vida cotidiana, como las mudanzas, las épocas de exámenes... todo esto puede manifestarse en forma de pesadillas recurrentes.

Por lo tanto, los miedos nocturnos no son un fenómeno que provoque problemas de salud, pero realmente puede llegar un punto en el que si son frecuentes causan trastornos emocionales. En definitiva, las pesadillas no son de agrado para nadie, así que para evitarlas sigue estos consejos: escucha música relajante antes de dormir, o incluso, haz algo de yoga para reducir el estrés del día.