Madrid, 22 nov (EFE) .- El nuevo currículo escolar basado en competencias es percibido por una parte de la sociedad como "algo etéreo" que puede degradar la escuela y, pese a ser un enfoque recogido en mayor o menor grado en las sucesivas leyes educativas de nuestra democracia, solo un pequeño número de centros lo aplican.

¿A qué razones obedece esta situación? ¿Qué es exactamente el currículo competencial? ¿Cuáles son sus dificultades?. Son preguntas a las que responde el Cuaderno sobre aprendizaje competencial en España: Diagnóstico y Recomendaciones para una Transformación Curricular Exitosa, cuya difusión coincide con los desarrollos normativos de la Ley Celaá para implementarlo.

El documento, elaborado por expertos y docentes e impulsado por la Alianza por la Educación (HAZ, formada por Google, Fundacion Vodafone y La Caixa, entre otros), también incluye recomendaciones para administraciones y centros educativos, tales como profesionalizar la carrera docente y reformar la Selectividad.

Sobre este último aspecto, propone una prueba de acceso a la Universidad menos memorística y apuesta por preguntas que inviten a un razonamiento crítico y reflexivo.

Según los autores de este trabajo, es posible evaluar menos asignaturas como en Italia, Reino Unido, Francia o Portugal, donde se hace una prueba en la lengua materna del país y después dos o tres exámenes de especialidad en función de lo que se curse.

¿QUÉ ES UN CURRÍCULUM POR COMPETENCIAS?

El Cuaderno de la Alianza HAZ lo define como aquel que persigue formar al estudiante en conocimientos, habilidades y actitudes para que sepa afrontar las demandas de un mundo globalizado, así como alcanzar su máximo potencial personal, social y profesional.

Se trata de saber aplicar ese conocimiento de forma práctica, real, y relacionarlo en contextos sociales, escolares, familiares y laborales. Pone el énfasis en la profundidad y no en la cantidad de los contenidos que se imparten.

En España se comienza a hablar de competencias con la LOE (2006), aunque ya la LOGSE (1990) adelantaba algo sobre el modo de enfocar el aprendizaje bajo el término capacidades.

Sin embargo, no es hasta la llegada de la LOMCE (Ley Wert, 2013) cuando se produce una vinculación explícita de éstas con una nueva política curricular, y la Ley Celaá, aprobada en 2020, profundiza en la senda.

¿QUÉ DIFICULTADES AFRONTA EL CURRÍCULO POR COMPETENCIAS?

La transición desde el currículum actual en España hacia uno por competencias durante las últimas décadas se "puede describir hasta ahora más como un conjunto de intentos fragmentados por parte de un número pequeño de centros educativos", explica el documento.

"La realidad es que, en muchos centros, no todos los docentes comparten la idoneidad de adoptar este currículo, en buena parte porque en la educación, los cambios tardan en producirse, y la cultura escolar (el conjunto de normas, inercias, hábitos...) juega un papel muy importante". Docentes y padres reproducen los comportamientos que han aprendido como alumnos y eso dificulta el cambio.

Se suma a ello el problema de las altas tasas de interinidad en la red pública y que en la ESO exista una organización departamental por asignaturas, lo que supone "una mayor partición del conocimiento" y ha dado lugar a una estructura de jornada escolar más rígida.

Esta separación del tiempo y de los docentes por asignaturas es relevante ya que dificulta el trabajo como un todo institucional, explica el documento, que opina esencial facilitar herramientas prácticas a la comunidad educativa y, para ello, propone crear un portal de uso y desarrollo del currículum a semejanza de la web "Australian Curriculum". EFE

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