La vacuna de AstraZeneca fue la tercera en llegar a España, aunque no ha tardado en superar a las demás en lo que respecta a expectación mediática. La culpa la tienen los efectos secundarios leves que puede producir, porque lo hace en mayor proporción que las otras vacunas, y que no se utilice en mayores de 65 años.

Los efectos secundarios más frecuentes que pueden darse al inmunizarse con la vacuna de Oxford son sensibilidad, dolor, calor, picor o moratones en el sitio de la administración de la inyección, fatiga o malestar general, escalofríos o sensación de fiebre, dolor de cabeza, náuseas, dolor articular o dolor muscular.

Por eso, Sanidad permite tomar paracetamol antes de vacunarse con AstraZeneca y en las 24 horas siguientes a la recepción de la dosis. “Se observan reacciones locales y sistémicas leves frecuentes tras la vacunación. Se puede utilizar dosis de 1 gramo de paracetamol previa a la vacunación, seguida de 1 gramo cada 6 horas durante las primeras 24 horas, lo que reduce significativamente el dolor local, la febrícula, los escalofríos, las mialgias, la cefalea y el malestar postvacunal, sin influir en la respuesta inmune”, apunta la Estrategia de Vacunación española.

¿Esto puede hacerse también con el resto de vacunas contra el coronavirus? No. Las vacunas de Pfizer y Moderna se basan en el ARN mensajero y no se recomienda usar medicación antes de recibirlas “por la ausencia de información”, según la Asociación Española de Vacunología. “No se deben tomar analgésicos/antitérmicos previos a la vacunación, ya que para otras vacunas se ha observado una reducción de la respuesta inmune”, apunta también este organismo.

Sin embargo, la vacuna de AstraZeneca es de vector vírico: dentro de un virus inofensivo distinto al coronavirus, contiene la información genética necesaria para producir anticuerpos frente a la covid-19. De ahí que en este caso sí se pueda usar medicación para combatir los posibles efectos secundarios de la inmunización, que pueden afectar a más de una de cada 10 personas.