Si hay una ciudad en nuestro país que muestre un desarrollo de población e infraestructura por encima de las demás, es Benidorm. En apenas cincuenta años, la localidad alicantina ha pasado de tener 2.800 empadronados, a contar con alrededor de 70.000 personas viviendo allí de manera definitiva.

Un crecimiento así, se traduce en un crecimiento en muchos ámbitos. Uno de ellos indudablemente es el turismo, que exceptuando el año 2020, se ha mantenido en unas cifras altas y estables con picos bajos en la época invernal, pero con un nivel óptimo en los meses de más actividad turística.

Toda esta actividad ha fomentado el desarrollo de la vivienda y el crecimiento de la inversión, hasta el punto de aumentar el terreno urbanizable hasta prácticamente invadir la playa, cosa que para muchos no está en absoluto bien vista. El goteo continuo de personas con la intención de vivir en la localidad de la Comunidad Valenciana, ha ayudado en gran medida a que se construyan desafíos de ingeniería como el edificio Intempo, llamado ya por muchos, el símbolo de la Costa Blanca.

200 metros de altura y un diamante coronando en lo alto la unión de dos torres con nada más y nada menos que 256 viviendas y cuyo precio será de 250.000 € en el caso de las viviendas más baratas, hasta superar el millón de euros en las residencias más caras. Estas últimas se situarán en el gigantesco diamante ya mencionado, que ofrecerá unas vistas únicas y espectaculares del ‘skyline’ de la ciudad, además de toda la playa de Poniente.

Uno de los datos más llamativos de esta brutal infraestructura es su superficie. En total, cuenta con 13.000 metros cuadrados de zonas comunes; y en lo alto de cada torre habrá un espacio dedicado a cada espacio de edad. En una de las dos habrá un restaurante nuevo y vanguardista, y en la otra veremos una zona infantil destinada al ocio y entretenimiento de los más pequeños.

Entre otros lujos, quienes se hospeden en el Intempo de Benidorm, podrán contar con privilegios tales como piscinas, zonas de masaje, saunas, jacuzzis y ‘rooftop’, que es algo así como una azotea de dimensiones estratosféricas, donde lo difícil será no disfrutar de la calidad del lugar, las vistas kilométricas y la paz y la calma que aporta un lugar así; todo ello si no se tiene vértigo y miedo a las alturas, claro está.

16 años llenos de dudas, de inquietud y de miles de preguntas respecto a si se iba o no a terminar este edicio. en un primer momento estaba previsto que estuviera terminado para 2010, pero la crisis financiera propició que esas estimaciones no pudieran llevarse a cabo y llegara a detenerse en algún momento la construcción del edificio. sin embargo, y tras la intervención de varios empresarios, el final logró completarse y dejar a Benidorm con su nueva joya de la corona.

Este nuevo rascacielos ofrece una experiencia sin igual en todo el territorio de la Unión Europea, ya que no hay un precedente similar que mínimamente se acerque al enorme tamaño de este monstruo de la ingeniería, un coloso que sirve para adornar aún más el perfil urbano de Benidorm, pero que, a buen seguro, dejará opiniones dispares a todos los habitantes de la localidad