La belleza de la España rural: Estos son cinco de los pueblos más hermosos que componen nuestro territorio

En España tenemos cientos de pueblos con arquitecturas o paisajes realmente maravillosos y con mucha historia detrás. Algunos de ellos son incluso, Patrimonio de la Humanidad

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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En España tenemos una gran cantidad de pueblos maravillosos que, a pesar de tener pocos habitantes, son muy conocidos por sus paisajes y su encanto natural. Existe una asociación llamada "Los Pueblos más Bonitos de España" que se fundó, precisamente, para "poner en conocimiento de todo el mundo los maravillosos pueblos que salpican la geografía española". Aunque existen numerosos lugares de la España rural que podrían entrar en esta clasificación. Algunos que son, incluso, Patrimonio de la Humanidad, aquí se presentan algunos de los pueblos medievales más destacados. Estos pueblos fueron construidos en la Edad Media (desde el siglo V hasta el XV), una época que duró más de mil años.

Aínsa (Huesca)

Lo primero que el visitante ve cuando llega a Aínsa es el murallón del Monte Perdido, que se alza por el norte, enmarcando un pueblo compuesto por roca y nieve. Una de las edificaciones que destaca por encima de todas es el castillo. Tras cruzar el puente que une el aparcamiento con el casco histórico, parece que retrocedemos en el tiempo hasta llegar al mundo medieval. Una vez nos adentramos en la Plaza Mayor, hallamos un lugar porticado y con forma triangular. En esta plaza, se celebra la fiesta de la Morisma.

Se trata de una festividad que se realiza cada dos años en el mes de septiembre, donde representan un drama histórico-popular, que cuenta los hechos que vivió su villa en el período del rey Garci Ximénez (año 724). Según cuentan los relatos, una cruz encendida sobre una carrasca se apareció a los habitantes del pueblo, lo que les dio fuerzas para enfrentarse a las tropas moras y derrotarlas. La Morisma relata cómo fue la conquista de Aínsa por los cristianos en el siglo VIII.

A cada lado del Ayuntamiento del pueblo, nacen calles estrechas que confluyen en un punto común: la hermosa plaza de Santo Domingo. En ella (que es la mayor plaza) se encuentra la Santa Cruz, que guía a los turists hasta la iglesia de Santa María, del siglo XIII. Aínsa es un bello lugar que goza de una localización geográfica única. Sus construcciones se elevan en la confluencia de los ríos Cinca y Ara. Tiene la sierra de Guara al sur y el túnel de Bielsa al norte. Este último conocido por ser una entrada al Parque Nacional de Ordesa y el Monte Perdido.

Albarracín (Teruel)

Actualmente es una localidad con solo mil habitantes. No obstante, en su momento fue un reino de taifas, por este motivo se encuentra rodeada por una muralla perteneciente al siglo XI. Es más, todavía se conservan algunos torreones y rutas de subida, desde donde se puede observar todo el conjunto arquitectónico del pueblo. Además, pueden ser visitadas por los turistas. Las calles de este lugar son adoquinadas. Lo que llama la atención del pueblo son sus casas protegidas por el muro, que parecen estar en el límite de un precipicio y se tuviesen que sujetar para no caer al vacío.

Dentro del casco histórico, en un extremo podemos observar y adentrarnos el Castillo de Albarracín, una fortaleza que corona lo alto de un peñasco. Se asocia esta construcción con la presencia islámica. Si vamos descendiendo, nos encontraremos con su Plaza Mayor y con la Catedral de El Salvador (del siglo XVI), construida encima de un templo romano o mudéjar que no se ha mantenido. Este pueblo sobresale entre otros debido al paisaje que lo rodea, donde cada estación deja una estampa preciosa. Además, está rodeado por el río Guadalaviar. Los turistas pueden disfrutar no solo de su arquitectura, sino también de rutas para hacer senderismo o escalada, así como gozar de la gastronomía: quesos de producción propia muy reconocidas.


Comillas (Cantabria)

Comillas fue fundada por algunos hombres que regresaron de América con una gran fortuna y quisieron embellecer el lugar en el que habían nacido. Uno de los hombres que adquirió gran importancia por idear el cambio fue el indiano Antonio López del Piélago. Le encargaron construir el Seminario de Comillas en 1881, que más tarde se convirtió en una Universidad Pontificia, cuyos arquitectos mezclaron distintos estilos arquitectónicos. Este edificio se encuentra en lo alto de una colina que corona el pueblo. Sin embargo, lo más conocido de este lugar es la villa de verano que realizó Gaudí en 1883, 'El Capricho'.

No obstante, a parte de visitar estos dos emblemáticos edificios, pasear por las calles empedradas de Comillas es todo un placer. Se puede llegar hasta la Plazas Corro de Campíos o Tres Caños, que están rodeadas por casas solariegas (donde habitaban los nobles) y mesones con una estructura de época medieval. También se puede alcanzar la playa propia de este pueblo.

Betancuria (Fuerteventura)

Este pueblo balear es uno de los más hemosos de todas las islas y, sin embargo, es el más deshabitado. En 1404, Jean de Bethencourt y Gadifer de la Salle establecieron este lugar como la capital del territorio que estaban conquistando. No obstante, no fue una buena decisión, ya que solo el interior del lugar proporcionaba una seguridad real, ya que la costa es demasiado amplia y daba lugar a que apareciesen piratas. Actualmente, la capital de Fuerteventura es Puerto del Rosario. Para los turistas que visitan este lugar hoy en día, les impresionan las casas blancas con balcones de pino canario.

Paseando por sus calles empedradas aparece la iglesia Matriz de la Concepción, en la cual hay numerosos retablos e imágenes de gran importancia para la religión católica. Pero la más venerada es la Virgen de la Peña, que se encuentra en un santuario a 5 kilómetros al sur. En su honor, se hace una romería cada año en el mes de septiembre. La naturaleza es otro de sus encantos, el río Palmas pasa por medio de montañas, en un paisaje semidesértico.


Calaella de Palafruguell (Girona)

La Calaella se encuentra a tan solo 3,5 kilómetros de distancia de Palafruguell. En su origen, era un simple barrio de pescadores, con viviendas pequeñas y apiñadas frente al mar, que estaban protegidas desde una loma en la que se situaba la iglesia de Sant Pere. Actualmente, los viajeros pueden observar las diferentes calas (El Golfet, Els Canyers, Port Pelegrí, La Platgeta, Calau, Port Bo, Malaespina y Canadell) separadas por pequeñas montañas de rocas que llegan hasta el mar. En el sur, el Cap Roig (unos jardines en los que se celebran festivales musicales) delimita el pueblo.

Aquí se encuentra el castillo construido en el siglo XX, aunque su aspecto es medieval. Se erigió cuando un matrimonio ruso se refugió en el pueblo, escapando de la Revolución Rusa de 1917. Otro encanto del que disfrutan sobre todo los pintores (aunque también puedenir los turistas) es Les Voltes, unas arcadas con vistas al mar que sirven de resguardo para las temperaturas invernales y veraniegas. Se encuentran al lado de la cala de Port Bo, lugar en el que siguen amarradas las barcas que utilizan los pescadores.

La Linterna

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Con Ángel Expósito

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