El pasado sábado, el alpinista Sergi Mingote falleció con tal solo 49 años durante su aventura en el K2, la segunda cima más alta del planeta. Mingote sufrió una caída en la última etapa del pico de 8.611 metros, en la que resultó gravemente herido. Según el portavoz del Club, en declaraciones que recoge EFE, Mingote se había fracturado ambas piernas y estaba previsto evacuarle en las próximas horas. Sin embargo, el alpinista español quedó inconsciente y nada se pudo hacer por salvar su vida.

Una montaña que hasta julio de 2018 había reportado un total de 367 escalas exitosas pero también la friolera cifra de 86 fallecidos. Es decir, una de cada cuatro personas ha fallecido en su intento por conquistar la cima de esta imponente montaña. Todos estos accidentes se produjeron en diferentes situaciones y contextos, en diversas estaciones, con o sin oxígeno para poder sobrevivir.

En los últimos años, esta montaña se ha llevado la vida de decenas de aventureros, alpinistas y auténticos expertos en este ámbito debido a su dificultad y los grandes peligros que conlleva escalarlo.

El K2, uno de los catorce ochomiles del mundo

En el mundo solo existen catorce cimas, catorce montañas que superan los famosos 8.000 metros por encima del nivel del mar. Las escarpadas laderas y las cumbres siempre nevadas, llamen la atención y resulten una auténtica tentación para los más valientes. De hecho son muy pocos los que pueden presumir de haberlas conquistado.

El K2 es el segundo pico más alto del mundo, solo por detrás del Everest. Tiene 8.611 metros y está en Tibet y Pakistán. La primera vez que alguien pudo tomar la cima fue en julio de 1954, cuando los italianos Achille Compagnoni y Lino Lacedelli ascendieron hasta lo más alto. Hasta antes, nadie lo había conseguido. Todos aquellos que lo intentaron se quedaron a medio camino. Según los expertos, es una de las montañas más difíciles de escalar. Es más, el 25% de todas aquellas personas que intentan tomar la cita fallecen en el intento.

Otra de sus características, y que además entraña uno de sus mayores peligros, es la formación de grandes capas de hielo y glaciares. Además, las condiciones climáticas son muy severas, a veces incluso imprecedibles, y existe un elevado riesgo de avalanchas.

Entre los alpinistas se conoce a esta cima como 'La Montaña Salvaje' y es, de hecho, el único ochomil que nunca ha sido ascendido en invierno.