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CORONAVIRUS SANITARIOS (Crónica)

La ansiedad anticipatoria de los sanitarios confinados que preparan su vuelta

Los sanitarios de baja tras contagiarse de Covid-19, como Miguel y Elisa, viven en casa con sentimiento de "impotencia" por no poder seguir ayudando, pero también de "ansiedad anticipatoria" porque siguen pegados a los grupos de whatsapp en los que sus compañeros se desahogan todos los días. ,Miguel, enfermero de 27 años el Hospital del Mar (Barcelona), lleva siete días en casa y le espera otra semana aislado en su domicilio antes de que se evalúe si puede

Agencia EFE

Tiempo de lectura: 3'Actualizado 11:30

Lara Malvesí

Los sanitarios de baja tras contagiarse de Covid-19, como Miguel y Elisa, viven en casa con sentimiento de "impotencia" por no poder seguir ayudando, pero también de "ansiedad anticipatoria" porque siguen pegados a los grupos de whatsapp en los que sus compañeros se desahogan todos los días.

Miguel, enfermero de 27 años el Hospital del Mar (Barcelona), lleva siete días en casa y le espera otra semana aislado en su domicilio antes de que se evalúe si puede volver a su puesto.

Vivió los primeros días de "caos" en las llegadas incesantes de pacientes. "Fue muy duro. Algo caótico, sin que decayera el goteo de ingresos, con gran carga de trabajo. Sufrí una carga física y emocional enorme", ha reconocido a Efe.

"Me hicieron el test cuando se hacía preventivamente. Porque ahora solo te hacen el test si tienes síntomas, según creo. Y di positivo", ha explicado.

Consciente a través del contacto con compañeros de cómo está la situación, y aunque dice que "en comparación con otros hospitales" no están tan mal, ha dicho que siente "impotencia" por no poder estar echando una mano.

"Llevaba días de turnos de 15 horas y ahora parar de golpe es difícil. Piensas que deberías estar ahí y que igual aún lo estaría si esta emergencia fuera distinta y se hubiera podido hacer las cosas bien y llevando la protección adecuada", ha apuntado.

En esta "pausa" no ha notado estrés postraumático, pero sí "ansiedad anticipatoria", porque al estar en casa y tener "síntomas leves" está "hablando mucho con los compañeros".

"Me están contando sus vivencias y sus emociones. Yo intento ir haciéndome el cuerpo a la situación, aunque nada es comparable a estar ahí", ha añadido.

"Sé que cuando vuelva va a estar todo igual o peor, porque por whatsapp nos lo contamos todos, y sé que es así", ha recalcado.

Por ahora no ha echado mano del servicio de apoyo psicológico puesto en marcha por su hospital, aunque no descarta hacerlo en el futuro.

Por su parte, Elisa, médico intensivista, lleva ya dos semanas en casa, tras dar positivo el 13 de marzo por COVID-19 después de una guardia en la que empezó a sentir frío y tos.

"Lo he pasado mal, fiebres muy altas, pero ahora ya me siento cada vez mejor y espero estar de vuelta en Vall d'Hebron el lunes como tarde, si no tengo más síntomas", ha dicho esta doctora, de 35 años.

Pareja de otro médico de la UCI, ha explicado que llevan todos estos días durmiendo en habitaciones separadas e intentando limitar sus interacciones dentro de casa.

"A la cocina no entro. Y por suerte tenemos dos baños, así que nos podemos repartir para que yo haga vida prácticamente en la habitación", ha explicado Elisa, que dice tener esperanzas en ser ya "inmune" al coronavirus.

"Lo debí coger en la guardia del 7 y 8 de marzo, cuando ya estábamos prevenidos, pero aún no se había extendido y seguramente fue de algún paciente que atendí por otro motivo y que ni sabría que tenía COVID-19", ha señalado.

"¿Debería incorporarme ya o hacer más cuarentena? Pues hay distintos protocolos y luego, claro, están las necesidades del hospital, que no podemos dejar de ser realistas con eso", ha respondido a la pregunta de cómo se está procediendo en los reingresos al trabajo.

"Yo la verdad que, aunque sé que será duro, prefiero ir en cuanto pueda, porque sé que me necesitan. Ya sé que no voy a aliviar toda la carga del hospital, pero es mi granito de arena", ha añadido.

Aunque ha hablado estos días con compañeros que le describen el estado de las UCI, es consciente de que solo la realidad le dará cuenta de la verdadera magnitud de las cosas.

"Te pueden contar, pero hasta que no lo ves con tus ojos...", ha dicho.

"Ahora mismo, más que la carga de trabajo en sí, lo que más ansiedad me produce es tener que asumir tareas en la UCI que para mí no son habituales. Lo quiero hacer bien, y da respeto", ha explicado.

Para Elisa, y tras estas dos semanas en las que ha visto un mundo más "humano" y en las que reconoce que a través del balcón se ha presentado por primera vez a sus vecinos, "la clave será ir al hospital con actitud positiva".

"Que sé que el primer día igual todo estará tan de culo que me derrumbaré, pero ya iré subiendo. Me lo decía una compañera. Hay que ir con optimismo y fuerza, porque eso es lo que uno puede cambiar. El resto de cosas a lo mejor no están en mi mano", ha reflexionado. EFE

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