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De la acogida a la supervivencia, el reto para los ucranianos en España

Hay familias de refugiados que en plena guerra están volviendo a Ucrania

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Carmen Labayen
@carmenlabayen

Jefa de Sociedad, Nuevas Tecnologías y Casa Real en COPE

Madrid

Tiempo de lectura: 3'Actualizado 00:18

Seis meses después del inicio de la guerra, los ucranianos refugiados en España tratan de asimilar que su estancia en nuestro país va a ser bastante más larga de lo que imaginaron. Tras la acogida inicial el reto para estas madres y sus hijos es sobrevivir con un nivel rudimentario de español y serias dificultades para encontrar trabajo. Son muchas las iniciativas para ayudarles y darles un respiro en este primer verano en nuestro país, pero es preciso un mayor apoyo porque algunas familias están optando por volver a Ucrania.

España ha acogido hasta el momento a más de 124.000 refugiados ucranianos que han pasado un primer verano en nuestro país con la preocupación de lo que ocurre con sus familiares en la guerra y el vértigo de cómo salir adelante aquí si, como está pasando, el conflicto se alarga. Para tratar de dar un respiro a unas cuantas de estas familias hay proyectos como la que ha puesto en marcha Cáritas Madrid para que unas cuantas familias acogidas hayan podido disfrutar de unos días de descanso en la localidad coruñesa de A Capela en viviendas cedidas de forma gratuita por la Fundación Naturgy.

“Algunas familias han podido disfrutar, por primera vez, en su vida del mar, del agua, de la playa. Ver a los niños jugando con la arena y en el agua es maravilloso. Es verdad que el agua está bastante fría pero los niños se meten y aunque salen casi congelados, corren un poco y enseguida se vuelven a meter” explica a COPE Tetiana Shkurenko que trabaja en esta iniciativa como traductora.

En el poblado en el que residen durante una quincena la actividad es trepidante. El día empieza con clases de español, después hay zumba y más tarde actividades variadas en familia como ir a la playa, dar un paseo por el bosque o visitar Santiago de Compostela. Ya por la tarde después de comer toca piscina o hacer manualidades con los niños, ver una película, bailar, cantar o jugar.

La palabra guerra no se pronuncia en este enclave gallego en el que 19 familias ucranianas con 37 niños comparten la última quincena de agosto pero nadie es ajeno a lo que ocurre a casi 4.000 kilómetros: “las mujeres normalmente no hablan cuando hay niños cerca porque no quieren que se preocupen y puedan disfrutar pero veo que en su tiempo libre todas están con el móvil para contactar con sus maridos y familiares y ver las noticias de lo que está sucediendo, están conectadas” señala Shkurenko.

Momento crítico que implica cambiar de chip

Mar Crespo es responsable del proyecto Ucrania en Cáritas Madrid, considera que el momento es crítico por lo que las familias ucranianas en España necesitan ahora más apoyo que nunca: “vinieron pensando que iban a ser 3 o 4 meses y no venían con una proyección de tener que hacer prácticamente un proyecto de vida en nuestro país y esto se está complicando porque no tienen autonomía económica, necesitan trabajar, el nivel de español es mínimo y entonces, pues ahora las madres están anímicamente bastante decaídas a pesar de que les ayudamos también todo lo posible en esa reinserción profesional”.

Por ello y, según señala, necesitan no solo ayuda material sino también emocional porque “ahora estamos en un momento en el que las personas tienen que cambiar de mentalidad para asimilar que ahora ya no van a volver de forma inmediata a Ucrania y que de lo que se trata desde ya es de ver cómo sacar adelante a sus hijos, eso es muy fuerte”. Y ya está teniendo consecuencias.

“Entrar en el sistema de acogida no es fácil, encontrar trabajo tampoco, ni homologar un título. Son muchos los obstáculos y no nos había ocurrido hasta el verano pero en las últimas semanas ya ha sucedido que tres madres han decidido volver a Ucrania a pesar de que sus propios familiares les recomendaron no hacerlo y, por supuesto, también nosotros intentamos disuadirles porque es realmente doloroso que se vayan” lamenta Crespo.

Para Shkurenko “lo más difícil es aceptar que de repente tú pierdes todo, pierdes tu casa, tu trabajo, pierdes toda tu vida y ya estás en otra realidad. Aceptarlo y sobrevivir porque aunque está claro que aunque la guerra acabe el regreso no va a poder ser de inmediato porque la destrucción está siendo grande y algunos lo han perdido todo”.

Quienes, como ella, trabajan a diario con estas familias constatan que es mucha la desesperación y el dolor por la separación cada vez más larga y que, en esta situación, hay personas que prefieren retornar a pesar de lo que pueda pasar. Explican a COPE que algunas personas deben reincorporarse a sus puestos de trabajo en las zonas no ocupadas de Ucrania y otras buscan refugio en otros países con costumbres más parecidas. La mayoría de los llegados se quedan, sin embargo, en España tratando de aprender español a marchas forzadas y con un gran empeño. Es la prioridad para poder hacer una parte de su vida en nuestro país.


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