Nelson Mandela estuvo varios años luchando contra una infección pulmonar. Las condiciones infrahumanas en las que vivió durante gran parte de su vida, le llevaron a esta situación, falleciendo en 2013 a los 95 años, y quedando como un símbolo contra el racismo consiguiendo terminar con el Apartheid. Pero, antes de irse dejó un último gran acto, fue pieza clave en el Mundial de Sudáfrica de 2010, el primer Mundial de un país africano en la historia, y también el primero y único, hasta el momento, ganado por España.

Mandela pudo ver ese primer Mundial jugado en África en los 80 años del torneo. La FIFA, los hinchas y los jugadores mostraron un total acuerdo con el Mundial en Sudáfrica y el líder histórico sintió un gran orgullo, así como la mayoría de los sudafricanos.

Gracias a él, con la caída del Apartheid, la FIFA levantó la sanción a Sudáfrica para poder competir en torneos oficiales. A partir de esto, competiciones de todos los deportes se llevaron a cabo en el país, con la Copa del Mundo de Rugby en 1995 y la Copa de África en 1996, lo que dio una imagen positiva a Sudáfrica para los ojos del mundo, y abrió la posibilidad de organizar el Mundial de fútbol.

En 2010 logró su objetivo, Mandela recibió el apodo de "Arquitecto del Mundial 2010" por Joseph Blatter, el presidente de la FIFA en aquel entonces. “Eres el verdadero arquitecto de la Copa del Mundo. Tu presencia y compromiso lo hicieron posible. Ahora, la primera Copa del Mundo en África es una realidad", apuntó Blatter.

En la Copa del Mundo de 2006, Sudáfrica perdió en la votación final con Alemania, pero su buena presentación y la figura de Mandela hizo que fuese la primera opción para 2010. Mandela dejó bien claro que Sudáfrica tenía los recursos necesarios y el respaldo internacional para albergar el Mundial, su seguridad convenció al mundo entero para darle a un país africano la oportunidad de organizarlo por primera vez en la historia. El estadio de Puerto Elizabeth fue rebautizado para la cita mundialista como Nelson Mandela Bay Stadium. Pero sin duda, el mejor homenaje para él fue su recorrido en un carrito de golf por el césped del estadio Soccer City de Johannesburgo.