El derecho a la libertad religiosa es una de las señas de la identidad europea, y corresponde a cada persona y también a las comunidades que conforman la realidad plural de nuestro continente. Uno de los graves problemas de este momento radica en la incomprensión de este derecho y en la pretensión de reducir la dimensión religiosa al ámbito privado privándola de trascendencia pública.La cuestión se hace más candente ante el desafío que supone la integración de población musulmana en las sociedades europeas. Pero las dificultades no se resuelven vaciando el espacio público de cualquier presencia religiosa. Es preciso disponer de un espacio para el diálogo, la colaboración y la crítica, en el que no sea censurada la experiencia religiosa de ningún ciudadano bajo el amparo de las leyes.Esta cuestión se plantea también en el ámbito de la escuela, tal como reconoce nuestra Constitución. Por eso es importante que la Comisión Islámica de España haya preparado unos libros de texto para impartir religión musulmana en las escuelas. El contenido de esta materia permitirá prevenir tendencias fundamentalistas y favorecerá la inserción de los alumnos musulmanes en el marco constitucional, así como el diálogo interreligioso.Los musulmanes europeos, algunos ya con varias generaciones a la espalda, tienen los mismos derechos y obligaciones que los demás ciudadanos. Derecho a profesar su fe, y obligación de respetar con lealtad el marco cultural y jurídico que les acoge y protege.