El pintor Carlos Sierra, considerado uno de los grandes maestros de la pintura asturiana de todos los tiempos, ha fallecido este domingo en Oviedo a los 79 años, tras haber luchado contra el ictus que sufrió hace cuatro años.

Carlos Sierra, nacido en Lieres, en el municipio de Siero, el 6 de abril de 1943, se vinculó desde muy joven a la pintura animado por el artista de ese mismo municipio, Casimiro Baragaña.

Tras la etapa autodidacta que vivió en sus inicios en la pintura, el artista viajó a París en los años sesenta, donde se encontró con muchos otros compañeros, entre ellos Orlando Pelayo.

En la capital francesa, Sierra contactó con el impresionismo, y estableció las bases de su etapa vital profesional como artista del realismo español contemporáneo.

La medalla de oro obtenida en el IV Certamen Nacional de Arte Juvenil de 1964 fue uno de sus reconocimientos más tempranos, y al año siguiente, en 1965, realizó su primera exposición en la sala Cristamol de Oviedo.

Tras vivir durante un tiempo en Ibiza, Carlos Sierra se estableció definitivamente en Oviedo en el año 1970, la ciudad en la que trabajó en su estudio, primero en la calle Fruela y, más tarde, en Uría.

Su obra forma parte de colecciones privadas y públicas, entre ellas el Museo de Bellas Artes de Asturias, donde entre otras producciones suyas, se exhibe el óleo "Edificio en construcción".