Pudo ser una enorme tragedia que, por fortuna, se quedó en un gran susto. Después de ganar el pasado viernes al Real Madrid y clasificarse para los cuartos de final de la Euroliga de baloncesto, el equipo lituano del Zalguiris Kaunas cogió en Barajas un avión para regresar a su país.

El Boeing 737 que transportaba a la expedición tuvo que realizar un aterrizaje de emergencia en la base aérea de Getafe. Un apagón del sistema de información detuvo el ascenso en el despegue a una altura de 5.000 pies, algo más de kilómetro y medio. El piloto no sabía a qué velocidad estaba volando.

Los controladores aéreos guiaron a la aeronave en esos momentos que testigos califican como de terror y de pánico. Tras dos intentos fallidos para volver a aterrizar en Barajas, pudieron hacerlo en esa base aérea de Getafe.

Nada más llegar a Kaunas, su entrenador, el mítico Sarunas Jasikevicuis aseguró que el equipo está feliz por volver a vivir y, aunque parece divertido ahora, no lo fue para ellos. Además la esposa de uno de sus jugadores, el estadounidense Brandon Davies, que también iba en el aparato, escribió en redes sociales que se sentía mucho más cerca de sus hijos “después de haber visto lo que significa estar cerca de la muerte”.