Un nuevo centro de donación de cuerpos para la ciencia

Había que terminar con la imagen que hace unos años dejaron las fotografías de cadáveres hacinados en las salas de disección de la Facultad de Medicina

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Belén Ibáñez

Madrid - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

Con una inversión de 1,2 millones de euros, este nuevo Centro de Donación de Cuerpo y Salas de Disección de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense cuenta con estancias punteras que le convierten en uno de los más modernos de Europa.

Había que terminar con la pésima imagen que hace unos años dejaron las fotografías de cadáveres hacinados en las salas de disección de la Facultad de Medicina. Una situación que no solo era indigna para los cuerpos donados para la ciencia, sino que además provocó enfermedades entre el personal.

Hoy la Universidad Complutense ha presentado a los medios de Comunicación un centro totalmente renovado. Son 4.000 metros cuadrados de superficie con unas instalaciones punteras a nivel europeo que han supuesto una inversión de 1,2 millones de euros. Impecables salas de tratamiento y disección de los cuerpos, con cámaras para conservar hasta 500 cadáveres, aunque ahora solo hay 180. Hay salas para acoger a 500 alumnos de forma simultánea. Todo para intentar limpiar la terrible imagen de cadáveres acumulados que vimos hace unos años. Carlos Andradas es el rector de la Complutense ha asegurado que situaciones como las vividas hace cuatro años no se van a volver a repetir. Teresa Vázquez, la directora del centro de donación de cuerpos, dice que la donación es un acto altruista,  y fundamental para que se preparen los médicos. Existen técnicas en 3D, pero no hay nada que se asemeje tanto a un cuerpo, que otro cuerpo.

De hecho lo hemos podido comprobar como una residente de otorrinolaringología del Hospital Gregorio Marañón  que estaba realizando una disección con un cadáver. Reconoce que ahora se puede trabajar bien, y que las nuevas instalaciones nada tienen que ver con las antiguas.

Los cadáveres se rasuran para evitar bacterias, se embalsaman, o se congelan según las necesidades. Pasado un tiempo se incineran. No se admiten aquellos cuerpos portadores de enfermedades infecciosas.

Para ser donante no hace falta más que rellenar un formulario. Cuando se produce el fallecimiento, desde el centro se encargan de todo. Un gesto altruista y fundamental para que los futuros médicos puedan formarse.

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