El horizonte que se le viene por delante al sector cultural en nuestro país es incierto. No hay nada claro. Es tan incierto como la evolución de la pandemia. Ya lo contaba el director de 'La Linterna', Ángel Expósito hace unos días en plena Gran Vía madrileña. El panorama, como relataba, era desolador. Poquísimo ambiente para lo que ha sido la arteria de la capital en pleno apogeo.

El teatro, los espectáculos, el ocio nocturno… ya no brilla como lo hacía antes. Las limitaciones en el aforo y el miedo de la ciudadanía frenan a la gente a disfrutar de una buena obra.

Para explicar esta situación desde dentro, con las personas que sufren de primera mano esta circunstancia, hemos charlado con Enrique Salaberría. Enrique es el director de Smedia, un grupo privado que gestiona algunos de los teatros más importantes de Madrid: Teatro Capitol Gran Vía, Lara, o el Fígaro están bajo su batuta.

Enrique lleva muchos años dedicándose al espectáculo. Él lleva 39 años dedicándose a las artes escénicas. Ahora, tiene que adaptarse a unas medidas concretas para que las personas que acudan a los teatros disfruten con toda la seguridad posible: “Separación de una butaca por cada grupo familiar, con un máximo de 6. Hidrogeles, desinfección del edificio y del uso obligatorio de la mascarilla. La limpieza y el mantenimiento de aire son muy importantes”. Y añadía: “Cumplimos a la perfección, y desde que abrimos en agosto no hemos tenido un solo brote”.

Cuando le comunicaron que tenía que bajar el telón, contaba a COPE que se sentía “como un hámster dando vueltas a la rueda, era una situación de locura absoluta”. En ese momento no tenía capacidad de poder liberar a su profesión ni a su realidad de ese cierre. Se sentía incapaz de ser libre. Eso fue lo más delicado de su encierro, como no poder estar con el público. Esos que mueven un negocio que es muy importante en la capital.

Sobre la posibilidad de cerrar, como han hecho otros teatros, Enrique lo tiene claro. “Es dificilísimo pensar qué va a pasar cada fin de semana”. Sus espectadores les llaman diciendo si van a poder acudir a disfrutar del espectáculo. La incertidumbre es muy grande. La gran dificultad de la gestión que afronta es enorme, pero la satisfacción que siente al ver a los 150-200 personas que acuden al teatro le merece la pena. Por tanto, no está en sus planes bajar el telón.

Lo único que quiere es que el público salga ilusionado y renovado tras cada función. “Cuando entre el público al teatro, que sepa que está en un lugar desinfectado y que controlamos para que nadie se quite la mascarilla y funcione correctamente”.

La vuelta a la cultura como la conocíamos antes… va a llevar su tiempo. “Nos va a llevar unos años. Nos va a costar aceptar una tos y un roce de codo, o una convivencia amontonada tal y como la vivíamos”.

El modelo que tenía Madrid nos permitía ser alegres, tener convivencia cercana… y eso va a sufrir una reflexión, según Salaberría. Por tanto, a Enrique le mueve la sonrisa y la ilusión por ver a la gente que acude al teatro con una ilusión renovada.

¿Cómo vive un actor y director subirse al escenario de nuevo con la covid-19?

Tenemos la visión de Enrique. Ahora queremos saber cómo afronta la pandemia un actor y director que lleva 9 temporadas subido a un escenario. Este es el caso de Carlos Ramos que ha hecho reír y disfrutar a casi 200.000 personas con su ‘Corta el Cable Rojo’, en el Pequeño Teatro Gran Vía en Madrid.

Volvieron a principios de agosto, fueron de los primeros y viven la vuelta con mucha ilusión: “Estamos disfrutando como enanos”.

Respecto al confinamiento, lo recuerda como un disgusto. “Llevábamos 11 meses trabajando seguidos, aunque es verdad que se iba alargando. El buen humor lo llevamos dentro y sabíamos que volveríamos”, aseguraba Carlos.

Sobre la bajada de aforo, lo notan mucho. Están a un tercio, y todo el equipo que conforma este espectáculo estaban acostumbrados a llenar el teatro. Sin embargo, están viendo cómo poco a poco se va sumando más gente. “La gente está más receptiva y con más ganas de divertirse que nunca. Se levanten, aplauden… y eso es muy bonito”.

El recuerdo del primer día en el que subió el telón sigue muy presente: “Fue muy emocionante. Se notaba que para la gente lo era también. Había un nudo en la garganta. Notaba cierta emoción en todo el mundo y yo con muchísimo cariño lo hago. Todavía hoy sigo con esta situación”.

Carlos tiene a muchos compañeros que también están afectados por la situación en cuanto a trabajo se refiere. Él y su equipo, están bien. Poco a poco, retoman la vuelta a los escenarios. “Nosotros lo estamos pasando bomba”.

El secreto para su crecimiento profesional con 9 temporadas es el boca a boca de los espectadores. “A nosotros nos mueve la gente que ha venido a vernos y ha oído de Corta el Cable Rojo”.

Ellos están venciendo ya al virus, esto era lo que nos contaba. “Estamos en la parte que podemos estar. En reírnos hasta del coronavirus”.

Carlos ha querido lanzar un mensaje para aquellas personas indecisas, que no acaban de fiarse de ir al teatro: “Venir a pasarlo bien un rato. Nosotros estamos bien y es un mensaje que se refleja en la cara de la gente. El humor sigue existiendo y te puedes seguir partiendo de risa”.

Enrique y Carlos: dos personas que viven de diferente forma la vuelta a los escenarios pero comparten algo en común: la ilusión y la esperanza en hacer disfrutar a la gente.