El atroz crimen se descubrió el 21 de febrero de 2019 cuando dos agentes del Grupo Operativo de Respuesta de la Policía Nacional acudieron al domicilio de la calle Francisco Navacerrada, en el barrio de la Guindalera, muy cerca de la plaza de las Ventas. El acusado, Alberto, que entonces tenía 26 años, compartía la vivienda con su madre, Soledad, de 66 años. Una amiga había denunciado su desaparición porque llevaba días sin verla y tampoco contestaba a sus llamadas. Los agentes encontraron al hijo en casa que, al preguntarle por su madre, reconoció que estaba muerta pero poco podían imaginar al entrar en la vivienda la escena dantesca que encontraron: restos humanos repartidos por toda la casa, en tuppers, en el horno y en la basura.

El acusado reconoció al ser detenido que estranguló a su madre, troceó su cadáver y se fue alimentando de sus restos durante quince días, como recoge el escrito de la fiscalía. También dio restos a su perro. Se le acusa de homicidio con agravante de parentesco y profanación de cadáveres y la Fiscalía pide 15 años y 5 meses de cárcel y 90.000 euros de indemnización para su hermano.

En la primera sesión del juicio, en la Audiencia Provincial de Madrid, se ha formado el jurado popular. Mañana el acusado declarará ante el juez. También lo harán los policías que participaron en la investigación.

El presunto parricida tenía quince antecedentes y había sido detenido en varias ocasiones. La mayoría por maltrato a su madre.