La Comunidad de Madrid ultima la puesta en marcha de una Unidad Móvil que trabajará sobre el terreno para poder identificar a las mujeres víctimas de trata con fines de explotación sexual o en situación de riesgo de serlo, y ofrecerles una asistencia integral.

En estas unidades irán mujeres mediadoras que ya han conseguido salir de la prostitución, psicólogas y trabajadoras sociales. Contarán mano a mano con la ayuda de la policía. Una iniciativa a la que se va a destinar un presupuesto inicial de 800.000 euros, que contará con una plantilla inicial de 11 trabajadores y que comenzará a funcionar en el primer cuatrimestre de 2019.

Además el Gobierno regional va a activar un servicio de asistencia telefónica de emergencia, atendido por trabajadores sociales que funcionará las 24 horas del día, y desde el que se informará sobre los recursos existentes y se podrán canalizar las demandas a los dispositivos adecuados. En el último año se han realizado 1.700 actuaciones de identificación, protección y asistencia a víctimas de trata, beneficiando a casi 1800 mujeres y menores.

ENGAÑADAS POR SUS PROPIAS FAMILIAS

Las víctimas llegan engañadas, algunas por sus propias familias. Pero muchas logran escapar. Las que lo han hecho han contado este miércoles a COPE que no fue fácil pero que contaron con la ayuda de la policía y también de Asociaciones con la APRAMP en Madrid. Allí cuidan y forman a esas antiguas esclavas sexuales, que a su vez ayudan a otras mujeres a salir de ese infierno.

Testimonios muy duros de vida como el de una chica de 19 años, que llegó a España con solo 15 y a la que obligaron a prostituirse para pagar el billete. Vino pensando en que le ofrecerían un trabajo para limpiar o en una cafetería. Era virgen y fue obligada a pagar sus deudas en plena calle. Fue un agente de la policía quien se encargo de ayudarle y ponerle en contacto con la asociación. También fue la ayuda policial la que permitió una salida a otra de las mujeres: ella viene de Paraguay y fueron sus propias hermanas quienes la engañaron. Ahora trabaja de intérprete para aquellas mujeres que acaban de llegar y no entienden el idioma.

La salida es posible y muchas han retomado sueños y carreras rotas por culpa de la trata. Como Estefanía, que ahora estudia confección y quiere ser modista.