El Centro Especial de Empleo de San Juan de Dios es una lavandería industrial que no ha dejado de funcionar ni un solo día desde que estalló esta pandemia. Su labor ayuda a tres hospitales, una escuela de enfermería y una clínica de fisioterapia, por lo que su trabajo se ha multiplicado durante estos meses.

Sus 50 trabajadores, todos ellos con algún tipo de discapacidad, han vencido al miedo inicial y han seguido trabajando como si nada pasara. Es el caso de Ángeles que lleva cinco años trabajando allí y que ha reconocido en Herrera en Cope en Madrid que, al principio, sí tenían reparos porque el material con el que trabajan llega directamente de hospitales y, por tanto, de pacientes con Covid: “Al principio teníamos un poco de miedo pero en seguida nos han informado, nos han dicho qué medidas hay que tomar y ahora ya no hay miedo, sólo precaución”.

Los protocolos les obligan a llevar mascarilla y a mantener las distancias de seguridad en todos los lugares pero a extremar las precauciones, sobre todo, en la zona de la ropa sucia. Allí, nos explica Ángeles, “hay que ir protegidos con ropa especial que nos quitamos nada más salir”.

Y es que por sus manos pasan cada día cientos de sábanas, mantas, toallas y ropa de pacientes de cinco centros hospitalarios diferentes, por lo que siguen todos los protocolos a rajatabla.