JL Restán | Línea Editorial
Una voz libre e independiente
Soledad Becerril va a dejar su puesto como Defensora del Pueblo. Su labor al frente de este cargo ha estado marcada por la independencia y por una tenaz voluntad de defender a los que peor lo estaban pasando desde que comenzara la crisis. Mientras ha durado su mandato en la institución, ha dominado el modo de hacer propio de otra época: el de la transición. Un modo de hacer que ha estado por encima de la excesiva polarización partidista que sufrimos, que ha buscado el bien común más allá de cualquier encajonamiento ideológico, sin dejar de oponerse a los partidos que habían apoyado su nombramiento.Soledad Becerril defendió la asistencia sanitaria a los inmigrantes sin papeles cuando los recortes iban en otra dirección. Luchó por ofrecer soluciones a las familias que estaban siendo desahuciadas cuando la legislación hipotecaria era claramente injusta. Se manifestó en contra de la subida de las tasas de la justicia. Criticó el sistema de arbitraje creado para solucionar el problema de las preferentes porque no se basaba en expertos independientes.Al mismo tiempo ha denunciado los ataques a la sensibilidad de muchos creyentes y ha defendido la libertad de los padres a elegir la educación que quieren para sus hijos. La Defensora del Pueblo saliente deja marcado un estilo muy necesario para los que trabajan en la vida pública: libre frente a las simplificaciones de las siglas, sensible al bien de todos, y atento a proteger a los que están más indefensos.

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Madrid - Publicado el - Actualizado
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