Fuera de la realidad

El presidente Puigdemont trató anoche de dar lecciones de democracia y Constitución al Jefe del Estado, para afirmar inmediatamente que no se apartará un milímetro de su proceso hacia la independencia. Incluso apeló a un nuevo pretexto para justificar su huida hacia delante: las cargas de la policía y la guardia civil el pasado 1 de octubre, cuando trataban de aplicar la orden judicial de cerrar los colegios electorales, una vez que los Mossos de Esquadra faltaron gravemente a su responsabilidad de actuar. Puigdemont aportó un elemento en su discurso que muestra hasta qué punto se ha situado fuera de la realidad: apelar al diálogo una vez que ha dinamitado todos los puentes.

La vicepresidenta Sáez de Santamaría le respondió que no puede haber diálogo con alguien que se ha puesto fuera de la ley a menos que desista de su proyecto separatista. El Gobierno presidido por Mariano Rajoy se ha armado de paciencia para restaurar el orden constitucional y está dispuesto a usar todos los instrumentos a su alcance para ello. Pero es fundamental que cuente con un sólido apoyo parlamentario que sólo puede venir de los tres grandes partidos constitucionalistas. Ciudadanos ha dejado clara su posición, pero el PSOE de Sánchez sigue instalado en la ambigüedad, alimentada por la insólita iniciativa de reprobar a la Vicepresidenta, mientras nuestro sistema de convivencia afronta su más dura prueba desde la transición.