Las mentiras se difunden en Twitter un 70 % más que los contenidos verdaderos y se propagan a una velocidad hasta 6 veces más rápida. Esta era una de las conclusiones de un reciente estudio del Instituto Tecnológico de Massachusetts. El fenómeno ha adquirido notoriedad en los últimos tiempos bajo el nombre de “posverdad”. Un ejemplo lo tenemos en la decisión de la Universidad de Standford de retirar toda referencia al franciscano español Junípero Serra, cuya estatua se conserva en el Capitolio de Washington, junto a otras grandes personalidades de la historia de EE.UU.

Algunos grupos han acusado al misionero que evangelizó California de violencia contra los indígenas. Las pruebas, por el contrario, muestran que, en la mejor tradición de la Escuela de Salamanca, fray Junípero defendió a esta población frente a los abusos. Es cierto que algunos colonizadores españoles cometieron excesos y atropellos, aunque puestos a comparar, su legado fue infinitamente más respetuoso que el que dejaron otros europeos, como los británicos, que prácticamente exterminaron a los indígenas en los territorios que ocuparon. De poco parecen servir sin embargo los hechos frente al poder seductor de esa posverdad llamada “leyenda negra”, que mantiene intacto su poder de seducción incluso en una universidad tan prestigiosa como Standford.