Asia Bibi se ha entrevistado hoy con el Presidente de la República de Francia. De hecho, desde las Navidades pasadas, en la sociedad y en la política francesa ha adquirido un lugar destacado la denuncia contra la persecución de los cristianos a lo largo del mundo. Asia Bibi es uno de los símbolos de esa persecución.

En su libro “Por fin libre” esta cristiana pakistaní cuenta sus nueve años de cautiverio como consecuencia de una injusta ley de blasfemia que persigue y condena a todo aquel que osa ejercer su libertad religiosa. Gracias a su memoria, Asia Bibi podrá ayudar a otros. Su relato sirve para poner nombre a la persecución religiosa, a los sentimientos vividos, a las penas impuestas, al sufrimiento padecido. Leyéndola es posible tomar conciencia de lo que supone ser perseguido a causa de la Fe. En este sentido, Asia Bibi es consciente de que a pesar de su cautiverio nada ha sido en vano. La ley de blasfemia sigue vigente pero ahora es más fácil defenderse.

En 2014 Asia Bibi fue declarada ciudadana honoraria de París. Francia y Canadá abogaron por su liberación. Hoy, Asia Bibi y Macron se han encontrado. Ella quiere vivir en Francia. La alcaldesa de París, Anne Hidalgo, le ha abierto las puertas, le ha mostrado públicamente su más sincero reconocimiento y le ha pedido formalmente al Presidente Macron que conceda a Asia Bibi el estatuto de refugiada. Su coraje, ha dicho públicamente la alcaldesa, es un ejemplo para todas las mujeres de Francia.