Hace dos meses Evo Morales salió de Bolivia con rumbo a México acogido por el Gobierno de López Obrador. Desde allí viajó después a Argentina, país en el que hoy reside, y desde el que ha hecho unas declaraciones desafiantes y significativas. Morales no se resigna, dice querer regresar a Bolivia y liderar un proceso que le lleve a recuperar para su proyecto el poder político. Para eso confía en la movilización ciudadana y espera que el pueblo que le es fiel se arme para defender a base de milicias populares lo que, según él, les fue arrebatado.

Mientras tanto, en España, Bolivia es noticia porque la Fiscalía General del País andino pide a Podemos que aclare si recibió fondos del Gobierno de Morales. La duda planea de nuevo sobre la financiación extranjera de uno de los partidos que hoy conforman el Gobierno de España. Si se demostrase la acusación, estaríamos ante un caso de desvío de fondos públicos bolivianos que habrían beneficiado a Podemos para su estrategia política.

La cuestión en esto, no son las ideas que Morales o Podemos defienden, la cuestión es la financiación irregular y la participación en una trama de corrupción. Monedero, Errejón e Iglesias han sido llamados a declarar. Cuanto antes se aclare todo, mejor. Sobre todo porque el vicepresidente del Gobierno de España tiene que ser transparente en esta materia, especialmente tras haber recetado limpieza y regeneración para todos los demás.