Como se puso en evidencia ayer en el mítin de Pedro Sánchez en Coruña, a un partido socialista a la desesperada sólo le queda enfangar el terreno y acusar al PP de hipocresía con el manido argumento de que Núñez Feijóo también apoyaría, si le conviniese, la amnistía y los indultos a los independentistas. El presidente ha llegado a decir del líder del PP que debe “pedir perdón por el odio y las mentiras derramadas”. Lo cierto es que entre lo que dijo Feijóo y lo que ha hecho Sánchez media un abismo. Los hechos están ahí, aunque un PSOE desesperado los retuerza hasta rayar el cinismo.

Mientras tanto, el consejero de Derechos Sociales de la Generalitat, Carles Campuzano, asegura que el Gobierno está “abierto” a conceder indultos a las personas que puedan quedar excluidas de la ley de amnistía. Son declaraciones que vienen a confirmar lo que señaló Félix Bolaños al proclamar solemnemente que el Ejecutivo socialista incluirá a “todos” los casos registrados durante el llamado “Procés”.

Resulta casi obsceno equiparar las posturas del PSOE y del PP en torno a la amnistía, manipulando unas declaraciones de Feijóo, “off the record”, en las que abría la puerta a un hipotético indulto si Puigdemont se sometía a la Justicia y declaraba su acatamiento del orden constitucional. Nada de eso ha sucedido. Sánchez ha demostrado una vez más su habilidad para moverse en el barro, donde es un auténtico maestro. Pero la realidad es testaruda y tarde o temprano le pasará factura.