La Organización Mundial de la Salud considera que, en términos globales, solo el 24% de las personas que necesitan cuidados paliativos son atendidos de forma adecuada. En España, 9 de cada 10 enfermos que demandan esta ayuda no la reciben como debieran. Pese a que en los últimos años se ha producido un gran avance en el desarrollo de las técnicas de cuidados paliativos, las políticas para su implantación siguen siendo insuficientes. La falta de formación específica y de concienciación por parte de los profesionales de la salud está lastrando esta especialidad médica que es clave para el futuro de las sociedades envejecidas. El aumento de la edad media y la estabilidad en las enfermedades crónicas harán más necesaria una adecuada respuesta desde el punto de vista de la dignidad integral de la persona.

La Estrategia Nacional de Cuidados Paliativos requiere de una mayor voluntad política para que se traduzca en inversiones y en decisiones que afecten a la práctica profesional. Sería deseable que la especialidad se introdujera en los planes de estudio de medicina y que, además, se potencie con fondos la investigación en este campo. Hay que lamentar la cerrazón ideológica de quienes están empeñados en desarrollar legislaciones como la eutanasia, en vez de favorecer alternativas viables que garantizan la calidad y la humanidad, ante los momentos de dolor y de enfermedad crónica, y ante el final de la vida de cada persona.