Línea editorial: "Reconstrucción de América"

En medio de insólitas medidas de seguridad, Joe Biden ha jurado su cargo como Presidente de los Estados Unidos. Un cambio que ha levantado no pocas expectativas en un mundo que se enfrenta a la incertidumbre y a una mutación profunda de las formas de relación entre personas, grupos y naciones, mutación acelerada por la pandemia.

Con un programa marcado por la ruptura con su precedecesor, el siempre conflictivo Donald Trump, Biden se enfrenta a importantes retos dentro de una sociedad marcada por la polarización y por una seguridad más volcada en levantar muros que en facilitar el encuentro y la cooperación. La necesidad de un nuevo aliento en los Estados Unidos pasa por reconstruir una sociedad que apueste por la democracia de los padres fundadores, la libertad y la igualdad, marcas del código genético de la forma política americana. Una apuesta por un orden de libertad capaz de fortalecer los vínculos internos de la nación, que nacen de la familia y de la identidad comunitaria marcada por su sentido religioso.

Se trata de alentar una nueva forma de ejercer el gobierno del pueblo y para el pueblo, basada en el respeto a la dignidad de la persona y capaz de recuperar un liderazgo perdido en el mundo globalizado. El reto sanitario y económico al que se enfrenta el nuevo presidente no debe hacerle olvidar que la educación es la clave del futuro. Y que el proyecto educativo y cultural debe beber de las raíces profundas de los Estados Unidos y no entregarse a proyectos de ingeniería social que sólo provocan confusión y polarización.