Línea editorial: "Lampedusa, una crisis que afecta a toda Europa"

Finalmente, la crisis de la emigración, que tiene de epicentro en la isla italiana de Lampedusa, ha golpeado el corazón de la Comisión de la Unión Europea, cuya presidenta, Ursula Von der Layen, ha reconocido que se trata de una crisis europea que debe ser resuelta por Europa. La presidenta ha tenido que desplazarse hasta la propia isla para reconocer que la inmigración debe ser regulada, no solo en interés de Europa, sino para evitar el vaciamiento de África de jóvenes y familias enteras que deberían trabajar en el desarrollo de sus países. El plan anunciado por Von der Layen todavía es un conjunto de buenas intenciones, como reforzar los medios de la vigilancia de fronteras y reforzar el diálogo con lis países de origen de los migrantes. También, la lucha contra las mafias que organizan estos viajes que con tanta frecuencia terminan en tragedia en aguas del Mediterráneo.

El fondo de la cuestión, sin embargo, seguirá en pie mientras no se afronten en profundidad las causas de esta crisis: el subdesarrollo económico y social de la mayoría de los países africanos que, a su vez, genera la inestabilidad política, las guerras tribales, los golpes de estado, la corrupción y la explotación de sus riquezas por unas minorías amparadas por las empresas extranjeras. Bien sabida es la sensibilidad con la que el Papa Francisco afronta este angustioso tema que abordará en la clausura del Encuentro Mediterráneo de Marsella este próximo fin de semana, donde Lampedusa y la guerra en Ucrania estarán, una vez más, en el centro de su atención.