El pasado 11 de julio las calles de Cuba se llenaron de ciudadanos que plantaron cara al castrismo. El Gobierno de Díaz Canel militarizó las calles, buscó la confrontación entre cubanos y usó la represión para desactivar las protestas. Cuatro meses después, aquel impulso cívico ha sido recuperado por un grupo que acaba de constituirse con el nombre de Archipiélago. Se trata de un grupo animado por artistas e intelectuales cubanos que han convocado una marcha cívica en defensa de la libertad.

El Gobierno cubano ha respondido como lo hizo el pasado 11 de julio. A la marcha convocada por el Grupo Archipiélago y solicitada formalmente por carta a las autoridades competentes, el castrismo ha respondido con la militarización de todo el país del 18 al 20 de noviembre. Por esa razón los convocantes han avanzado la fecha de la marcha al 15 de noviembre.

Ese día el mundo entero debe mirar a Cuba para que el régimen no se atreva a atacar a los manifestantes. Estos deben ir vestidos con ropa blanca y llevar banderas del mismo color. La marcha debe tener un sello cívico porque su razón de ser es la reivindicación de la libertad de expresión y del derecho de manifestación.

Los cubanos que marcharán el próximo 15 de noviembre lo harán para decir libremente lo que piensan en plena calle, y actuar en consecuencia ejerciendo sus derechos. Se acabó el miedo, dicen. Pero, mientras se preparan para esa fecha, el Gobierno los encarcela sin que casi nadie, fuera de Cuba, levante la voz en su defensa