Línea Editorial COPE: Tiranía en Nicaragua

Durante esta Semana Santa el Gobierno nicaragüense ha prohibido las procesiones de Semana Santa. A pesar de la persecución que vive la Iglesia en Nicaragua, los fieles han llenado los templos. La catedral de Managua acogió el Viernes Santo a miles de católicos que se congregaron en sus afueras para participar en el tradicional Vía Crucis. La persecución arrecia. La orden de las Misioneras de la Caridad, fundada por la Madre Teresa de Calcuta, ha sido expulsada del país. Lo mismo ha sucedió con las monjas trapenses. En febrero el obispo Rolando Álvarez fue condenado por jueces controlados por el Gobierno a 26 años de prisión, por delitos considerados de «traición a la patria». La condena fue dictada un día después de que rechazase subirse a un avión que lo iba a llevar a EEUU, junto con otros 222 excarcelados políticos nicaragüenses.

Hasta la ola de protestas de 2018, Nicaragua era considerada un régimen híbrido, semidemocrático y semiautoritario. Ahora es una de las tres dictaduras más despiadadas de América Latina, junto a la de Cuba y a la de Venezuela. La deriva autoritaria se intensificó en 2018, cuando para silenciar las protestas sociales más de 300 manifestantes fueron asesinados en las calles por las llamadas fuerzas del orden. Lo llamativo es que todo esto sucede con el silencio casi unánime y la indiferencia de la izquierda latinoamericana, especialmente de los gobiernos del llamado progresista Grupo de Puebla. La libertad religiosa es un test muy concluyente de la libertad de un país.