Línea editorial COPE: Tiempo de reflexión

Las encuestas en este momento apuntan a que hay muchas cosas abiertas para las elecciones del próximo 28 de mayo. Las comunidades autónomas de Valencia, Aragón y Castilla La Mancha podrían cambiar de manos. O no. Los partidos tienen urgencia por conseguir que los ciudadanos tomen posición y eso hace que en los mensajes se limite y acote la complejidad de los problemas de la vida social. A veces se reduce la política a esquemas formales de izquierda y derecha sin entrar el debate de ideas. Y eso, que viene de lejos, facilita un estado de conflicto permanente. También las instituciones reflejan este problema porque han ido quedando colonizadas por los partidos, especialmente tras una legislatura muy agresiva en este sentido por parte de la mayoría gubernamental.

En una sociedad dinámica, con relaciones sociales ricas y complejas, no sería necesario colocarse rígidamente en una zona de un mapa político dibujado desde arriba. Por desgracia, la disolución de los vínculos sociales, tan propia de nuestra sociedad digital y alimentada por una profunda crisis ético-cultural, favorece la aparición de bloques que parecen infranqueables.

El resultado electoral es muy importante, sobre todo tras una serie de leyes ideológicas y divisivas, de daños institucionales serios y de pérdida de consensos básicos. Pero el voto no se puede desligar de una reflexión sobre qué retos tenemos y cuál es el mejor modo de resolverlos.