Madrid, Valencia, Huesca, Guipúzcoa, Salamanca y Badajoz fueron las seis provincias en las que el año pasado aumentó la natalidad. En el resto ha vuelto a descender. España ha perdido más de 100.000 nacimientos en una década. La baja natalidad se ha convertido en uno de esos problemas de los que se habla mucho en España, que llegan a cansarnos, y para los que no se ponen soluciones.

¿Cuáles son las causas de la baja natalidad? Más de la mitad de las mujeres de 30 a 34 años no tienen hijos, pero seis de cada diez tienen el deseo de ser madres en los próximos años. Tenemos unos condicionamientos estructurales que hacen que sea muy difícil tener hijos a las edades que, desde un punto de vista biológico, serían más propicias. España ostenta la primera posición en porcentaje de bebés nacidos de madres de 40 años o más sobre el total de nacimientos.

Los jóvenes tienen muchas dificultades para acceder a un empleo estable, a una vivienda o a una posición de seguridad económica. Junto a este motivo económico hay motivos culturales y sociales. Los jóvenes, que no tienen una buena situación laboral, en ocasiones tienen también otras prioridades vitales. Y a eso se añade la presión del entorno. Los españoles otorgamos un gran valor a la vida familiar y a los hijos, que contrasta con una percepción de escasa valoración social. Hay un cierto rechazo social a tener lo que la mentalidad social considera «muchos hijos», más de dos. Por otra parte, la conciliación laboral, por más que se hable de ella, está lejos de ser una realidad.