El Papa Francisco ha mostrado este domingo su preocupación por las noticias que nos llegan desde Oriente Medio, desencadenadas tras el ataque masivo con drones, de Irán a Israel.

Francisco ha insistido muchas veces en que estamos viviendo una suerte de tercera guerra mundial a plazos, y el nuevo ataque iraní no hace sino agravar una situación que corre el riesgo de alimentar una espiral de violencia.

La voz del Papa sigue siendo una de las pocas voces firmes en alertar ante el gran peligro que supondría arrastrar a Medio Oriente a un conflicto bélico aún más grande.

Como Francisco nos ha recordado este domingo, nadie debe amenazar la existencia de los demás y ha pedido que todas las naciones se pongan del lado de la paz y ayuden a los israelíes y a los palestinos a vivir uno al lado del otro y en seguridad.

No debemos cejar en el empeño de pedir la paz, de poner los medios adecuados para que se llegue pronto a un cese el fuego en Gaza, que se negocie con determinación y se ayude a aquella población que se ha visto precipitada en una gran catástrofe humanitaria. Dios es paz y quiere la paz. Quién cree en Él no puede, sino repudiar la guerra.

Recemos por la paz, seamos también constructores de paz en nuestra vida cotidiana y contribuyamos, cada uno en la medida de nuestras responsabilidades, a poner fin a tanto absurdo sufrimiento.