Línea editorial: "América Latina, asignatura pendiente para la UE"

Nicolás Maduro, además de dictador, es un tipo ventajista que cree que sus pillerías son más fuertes que su adversario. Lo ha intentado con la Unión Europea enviando a Bruselas, a la cumbre del CELAC, a Delcy Rodríguez. La vicepresidenta del Gobierno de Venezuela es persona non grata en Europa, pero Pedro Sánchez se ha mostrado encantado con esta visita, a decir de la más que amistosa bienvenida que le ha dispensado. Más allá de la provocadora misión venezolana, lo realmente grave de esta cumbre es la incertidumbre con relación a la declaración final que se publique sobre a la invasión rusa en Ucrania, sumada a la incapacidad manifiesta de cerrar un Acuerdo con el Mercosur.

Que Cuba, Nicaragua y Venezuela no pueden discrepar de quien les ayuda a sostenerse, Rusia, es más que sabido. Que otros dirigentes, especialmente Lula, condenen la invasión con la boca pequeña es una anomalía. Tampoco

es sencillo que se alcancen acuerdos con gobiernos tan dispares como el de Brasil, Uruguay y Argentina. Y, sin embargo, es crucial para Europa y para América Latina acercar posiciones. Y no solo porque España, Italia y Portugal tengan naturalmente mucho que ver, sino porque el comercio de materias primas, la inversión en tecnología y la cooperación educativa redundarán naturalmente en beneficio de unos y otros. América Latina puede aportar mucho a Europa y Europa debería potenciar su relación con los países más proclives para ir así ampliando y fortaleciendo las relaciones. Claro que esto también exige que la propia UE sea firme en lo que no es negociable. Y esto implica a Cuba, Venezuela y Nicaragua.