Evo Morales y su partido MAS esperan revalidar su mandato en las presidenciales de 2019. Las encuestas, sin embargo, parecen frustrar los deseos del Presidente. Antes, todas las fuerzas políticas bolivianas tendrán que pasar el refrendo de unas primarias. Ayer se constituyeron las alianzas electorales y la oposición ya ha definido su estrategia. Evo Morales se enfrentará a dos alianzas opositoras. Una, la que encabeza el alcalde de La Paz; la otra, la que encabeza el Gobernador de Santa Cruz.

A priori parece claro que la división facilita la dispersión del voto, si lo que se pretende es articular una alternativa al caudillismo del MAS. Por eso, como apuntan los expertos, es posible que tras el resultado de las primarias de enero la oposición sea capaz de articularse en torno al candidato más votado. Y mientras tanto Evo Morales podrá comprobar si su pérdida de popularidad se consolida y las candidaturas ciudadanas que la oposición ha articulado demuestran que su proyecto está agotado.

Bolivia dijo no a la reelección presidencial y aunque Evo Morales impute a la guerra digital y a las encuestas su progresivo descrédito, está claro que los bolivianos abrieron la puerta a un futuro sin Morales.

América Latina está cambiando a pasos agigantados en lo que a elecciones se refiere y Bolivia no tiene por qué ser una excepción. El futuro inmediato se presenta agitado porque Morales lo tiene claro: no contempla otra opción que su propia victoria.