La inviolabilidad del Rey según el artículo 56.3 de la Constitución Española no es un privilegio sin sentido que legitima la arbitrariedad de los actos del monarca. Es una figura jurídica que preserva al Rey de posibles campañas malintencionadas, destinadas a socavar la autoridad moral de su persona en el ejercicio de sus funciones. Preservar a la monarquía de esos ataques es garantizar nuestro Estado de Derecho. Cuestionar al Rey, como hacen de forma sistemática la izquierda radical y los independentistas, es una forma de atacar a la Constitución que tutela los derechos y libertades de todos.

Por eso resulta preocupante que el presidente del Gobierno haya aceptado la idea de eliminar la inviolabilidad del monarca y le haya dado publicidad en una entrevista para varias televisiones. Hasta tal punto ha sido inconsciente e irresponsable esa actitud que el ministro José Luis Ábalos ha declarado que lo dicho por Sánchez son “solo opiniones del presidente”. Pedro Sánchez, como Presidente del Gobierno, debe ser garante y valedor de las palabras y de las actuaciones del Rey y no sembrar la duda, sometíendose así al chantaje de quienes quieren acabar con nuestra actual forma de Estado. Poner en cuestión uno de los pilares de nuestra Carta Magna conlleva un riesgo demasiado elevado para nuestra democracia. Una vez más, la errática política de Pedro Sánchez y su falta de criterio sobre cuestiones esenciales le han jugado una mala pasada que nos puede afectar a todos.