El indulto, ¿una cuestión de trámite?

Según declaración del presidente Sánchez, el Gobierno está a la espera de la necesaria petición de indulto de los condenados por sedición para iniciar el trámite oportuno. Pero todo hace pensar que la decisión está ya tomada desde el momento en que Sánchez eligió al separatismo catalán junto a Bildu, como aliados estratégicos para aprobar los presupuestos. Todo se reduce ahora a una mera cuestión de trámite para dar apariencia de legalidad a lo que, en el fondo, supondría una burla a la justicia. El trámite anunciado por Sánchez consiste en una obligada petición de informes a la Abogacía del Estado y, sobre todo, al Tribunal Supremo que condenó a los sediciosos.

Una vez cumplido el trámite, aunque las dos instituciones decidieran oponerse al indulto, como es previsible, al Gobierno siempre le queda la potestad de concederlo, dado que los informes no son vinculantes. A partir de ahí, solo cabe a los partidos de la oposición un recurso ante el Tribunal Constitucional, en una nueva batalla jurídica en la que también entra en juego la renovación del Consejo General del Poder Judicial. Pasará así el tiempo, pero Sánchez ya habrá conseguido presentarse ante el electorado catalán como el gobernante que ha apaciguado el conflicto separatista, aunque a medio plazo esté dando alas a una nueva intentona. Es la triquiñuela de un superviviente no la operación de un estadista.