Argelia ha acusado formalmente a Marruecos de haber bombardeado un convoy de camiones argelinos y de matar a tres de los camioneros en el norte de Mauritania. Marruecos aún no ha reaccionado a esta acusación, pero las autoridades mauritanas han desmentido que se haya producido ningún incidente de esta naturaleza, si bien esa zona suele estar controlada por el Frente Polisario. Lo grave es que el supuesto bombardeo se enmarca en una escalada de tensión entre los dos países norteafricanos que se dedican, desde hace meses, a una impresionante carrera de armamentos.

La tensión entre los dos países vecinos se ha agravado a partir de la ruptura formal de relaciones diplomáticas y comerciales y, sobre todo, de la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que prorroga el mandato de la Minurso, la misión de mediación que, desde hace cuatro décadas, trata infructuosamente de conciliar las posturas enfrentadas sobre el futuro del Sahara Occidental. En esta resolución, la ONU insistía en la necesidad de una solución negociada entre las cuatro partes afectadas por el conflicto, pero, al mismo tiempo, señalaba como punto de partida la propuesta marroquí de una amplia autonomía del territorio, lo que provocó las iras de Argelia y del Polisario, que insisten en la celebración de un referéndum de autodeterminación. El temor es que Argelia cumpla su amenaza de dar respuesta al incidente bélico, con la consiguiente reacción en cadena. Lo veremos en los próximos días.