No era jarabe democrático

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No era jarabe democrático

Redacción digital

Madrid - Publicado el

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Resulta fácil decir ahora que Pablo Iglesias e Irene Montero han recibido su propia medicina, pero no se ajusta del todo a la verdad ni contribuye al sosiego político necesario. Las lamentables imágenes, a las puertas de un juzgado, en las que ambos se encaran con un grupo de personas que de forma agresiva les gritaban e insultaban, son todo un ejemplo de lo que no debería ocurrir a nadie, tampoco a los políticos. El acoso, físico o verbal, jamás puede ser aceptado en una sociedad libre y democrática.

Hay que recordar que tanto Iglesias como Montero pusieron de moda los llamados “escraches”, cuando irrumpían en la universidad, declaraban alertas antifascistas y rodeaban los domicilios de señalados políticos del centro-derecha. Todo eso lo justificaban con la famosa expresión del "jarabe democrático" que, a su entender, merecían los “poderosos”. Lo decían ellos, que han ocupado una vicepresidencia y un ministerio en el gobierno de España.

Nunca es tarde para aprender, incluso en carne propia, que el acoso es siempre intolerable. Nuestra convivencia necesita urgentemente serenidad y concordia, necesita recuperar la convicción de que el adversario político nunca es un enemigo al que combatir o expulsar de la ciudad común.

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