Al Gobierno le va a resultar cada vez más difícil poner sordina a los acuerdos con Bildu y acallar las voces críticas dentro del propio Partido Socialista. El propio Arnaldo Otegui se va a encargar, cada vez que hable, de poner en evidencia al Ejecutivo.
En esta ocasión el líder de EH Bildu ha confirmado que votará sí al proyecto de presupuestos de Pedro Sánchez en coherencia con su apoyo al bloque de la moción de censura, con el fin, ha dicho, de “parar a la derecha y de abrir ventanas de oportunidad para la democratización del Estado español”. El cinismo atrevido del ex etarra todavía deja estupefactos a la mayoría de los españoles.
Es verdad que a Otegui y a Bildu no los vamos a descubrir ahora. Lo que cada día produce mayor sonrojo es que el PSOE sea capaz de blanquear a tales socios y de utilizar la propaganda sin límite para tratar de hacer pasar la mentira por verdad. Convencidos de que es el relato lo que cuenta, están entregados a la causa de construirlo a su antojo.
El verdadero riesgo para la democracia no está en los fantasmas que agita Otegui, sino en la actitud camaleónica de un Gobierno dispuesto a pactar con quienes han reconocido que su interés último es socavar los cimientos del propio régimen democrático y de la unidad de España.