El Ex Presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, y sus siete hijos, serán juzgados en la Audiencia Nacional junto a otros diez empresarios por delitos de organización criminal, blanqueo de capitales, falsedad en documento mercantil y contra la Hacienda Pública. Marta Ferrusola no será juzgada dado que padece una enfermedad neurológica.

Han sido ocho largos años de instrucción judicial que revelan el entramado que la familia Pujol-Ferrusola había tejido para amasar una fortuna de origen más que dudoso. Jordi Pujol encarnó durante decenios un proyecto político catalanista basado en su carisma y prestigio personal. Mientras eso sucedía, y gracias al control ejercido sobre las instituciones políticas catalanas y a las redes clientelares tejidas con municipios, consejos comarcales y empresarios, los Pujol iban engrosando sus cuentas bancarias.

Esos delitos, de verificarse, se denominan corrupción. Pero, además, de eso, Pujol habría traicionado a los catalanes que confiaron en él y habría alimentado un sentimiento catalanista que ha servido para tapar sus desmanes financieros.

Es imposible conocer la política y la sociedad catalana desde 1980 a nuestros días sin Jordi Pujol. Él configuró todo un proyecto de sociedad que llevó el nombre de pujolismo. La justicia hará su trabajo y dictará la sentencia que corresponda. Los catalanes, por su parte, y eso será lo más duro, tendrán que ajustar las cuentas con su propia historia.