Amenaza terrorista a las puertas de Europa

Hasta 2015 África Occidental fue una zona libre de terrorismo. Hoy es una prioridad para el yihadismo internacional, que ha perdido poder territorial en Oriente Medio y recurre a nuevas estrategias de desestabilización. Estrategias que pasan por amenazar a la población con una matanza en cualquier lugar y en cualquier momento, con las comunidades cristianas como blanco predilecto. La Nochebuena de 2019 se ha saldado con unas 60 víctimas mortales en los atentados que han golpeado Burkina Faso y Nigeria, triste recordatorio de que las principales fiestas del calendario cristiano son días de alto riesgo para millones de personas.

Estos últimos ataques terroristas coinciden con la noticia de que EE.UU. planea una gran retirada de tropas de esta región del Sahel, al entender que los grupos armados que operan allí no suponen una amenaza directa contra Norteamérica. Francia, con destacada presencia en Malí, quedaría como única potencia externa desplegada para frenar el avance del terrorismo a las puertas de una Europa que asiste estupefacta a la tendencia al repliegue de Washington. De Oriente Medio a Libia, pasando por Ucrania, los europeos se encuentran cada vez más solos en la estabilización de su vecindario. La alianza con EE.UU. es y seguirá siendo indispensable, pero Europa no puede seguir confiando en que el amigo norteamericano estará siempre ahí para sacarle las castañas del fuego